Ya no es el Camellón de los Mártires, ahora es de los “Mástiles”… (08/12/2’024)
Ya no es el Camellón de los Mártires, ahora es de los “Mástiles”… (08/12/2’024)
Pusieron 18 postes como los postes de Afinia o del alumbrado público de fibra de vidrio enterrados en el piso del Camellón, al que le metieron hace poco “1’500 millones de pesos” incluyendo a las esculturas que un falso restaurador y escultor supuestamente reparó. Cuando uno pasa da la sensación de estar en un barco, sin embargo, hay un mástil, perdón, hay un poste, bueno, varios, que están más hacia la derecha y otros que están más hacia la izquierda, no hay un equilibrio o una estética que no le haga perder la seriedad. Quizás, si fuera para la casa de uno vaya y venga, uno los pone torcidos todos si quiere, por eso uno observa que aquí todo lo quieren hacer torcido y de mala gana y para ganarse el billete con chambonadas, lo que es una falta de respeto porque son dineros públicos. En Bogotá se gastaron más de 2’600 millones de pesos para adornar la Navidad, ¿por qué en Cartagena se gastaron 15’000 mil millones de pesos? Es la gran pregunta. No voy a negar que llama la atención, porque esas docenas de miles de foquitos alumbrando llaman la atención aunque estén mal puestos, porque al ser humano le gusta la luz, y si brilla no importa que sea el brillo del oropel más puro y más barato, aunque sea efímero y no para la eternidad para que se lleve en el alma. Al Colegio Mayor de Bolívar, por ejemplo, no le metieron 15’000 mil millones de pesos, al contrario, le redujeron el presupuesto, si yo fuera alcalde, le metería a la educación de un año 15’000 mil millones de pesos, y a la Navidad de unas cuantas noches 1’000 millones de pesos, porque en el día no se aprecia, porque a esas estructuras lo que las hace ver bien son los foquitos gastando energía eléctrica. En cambio con una año de educación para miles de personas hay mejor inversión, porque de ahí puede que salga el próximo presidente de Colombia, o el próximo premio Nobel de cualquier área del saber, y cuando eso suceda dirán aquellos: “Yo recuerdo cuando el alcalde Fulano de Tal metió 15’000 millones de pesos a mi universidad.” ¿Acaso no hay más grandeza en eso? Esa es una grandeza para siempre, no obstante, aquellos que solamente viven de la apariencia se conforman con una grandeza efímera como el brillo del oropel, con la falsa realización. La Navidad se esfuma, en ella se gasta, nada se recupera. En cambio, la educación de miles de personas es para siempre, porque eso multiplica la edificación de la sociedad, no solamente en el presente, sino que en el futuro. Ahora, cuando se acabe la Navidad y saquen los 18 postes, ¿van a firmar otro contrato de 1’500 millones de pesos para restaurar el Camellón en tan poco tiempo? Eso es despilfarro. Yo me siento insultado, burlado, escarnecido, porque siento que una dirigencia poco ilustrada está atropellando los cuatro dedos de frente que tengo.
Atentamente, El Escribidor de La Loma del Diamante.
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