El inconsciente, el trauma y la madre… (22/07/2’024)
El inconsciente, el trauma y la madre… (22/07/2’024)
El inconsciente se manifiesta a través del subconsciente por medio de los sueños. Porque el cerebro en su magnificente diseño va interpretando el asunto de acuerdo a todo aquello que nos influye. Nosotros soñamos todas las noches asuntos aparentemente elementales, sin embargo, llega en algún momento algo más profundo, algo tenebroso, caminos inexplorados por nuestro propio ser y que habitan en nuestro propio ser, porque son en lo más profundo nuestro mismo ser, nuestro “yo,” nuestro “ello,” que es “ello” nuestro “yo” desconocido, el “yo” que no hemos conocido, por eso es el “ello,” para diferenciarlo del “yo” de nosotros que ya conocemos. Entonces existe el “yo” conocido y el “yo” desconocido, que es el “ello,” que es del cual quiero hablarles, porque ya lo he alcanzado a conocer mejor, es decir, lo he “materializado” en mi subconsciente y me he enfrentado a él, es decir, mi “ello” intentó asustar a mi “yo,” y mi “yo” terminó asustando a mi “ello” que pidió compasión y así controlé dentro de mi imaginario, porque mi “yo” era más consciente que mi “ello”, logrando así sacar un poco a mi “ello” de la inconsciencia cuando con mi “yo” lo agarré para traerlo a la consciencia. Porque llega un momento en el que ya no puede ocultarse, entonces le toca manifestarse como defensa porque se siente vulnerado, y no tanto para asustar, sino para revelarse, como diciendo: “estoy aquí.” Sin embargo, la humanidad se asusta con su propio “yo” más profundo, porque es en sí el “yo” más profundo el verdadero trauma que es heredado de la madre, quizá y probablemente durante todo el proceso de gestación, y cuando uno nace y durante el proceso de lactancia y de crianza. Por parte de nuestra madre uno hereda el dolor o sufrimiento de la madre a través de las emociones que esta tuvo durante el embarazo, y esto afecta nuestra psicología o psique, por eso es que el hijo o la hija se identifica con la madre para bien o para mal, por eso es que para los hijos la madre es sagrada, y lo hace de forma inconsciente, poco consciente de lo que en realidad esto significa. Y por el hijo compartir los traumas de la madre inconscientemente, es la madre la que crea el “yo” del hijo, el “ello,” es un asunto natural e inevitable, para poder crear a una persona, nuestra persona, o un ser, o un individuo. Y es la madre no solamente la que crea durante meses para formar el aspecto fenotípico de un ser humano en su útero, o la que provoca el tejido genético, sino que también es la madre la que determina y decide y define inconscientemente (porque no lo sabe a no ser que lea esto que escribo) lo que será nuestra persona. Obviamente cuando uno nace lo que en uno influye a medida que uno crece lo va formando y cultivando e ilustrando, sin embargo, es la madre quien ha dado la base del “yo” inicial para que sobre ésta edifiquemos el “yo” que seremos, y que si logramos sacar el “ello” de nosotros o “yo” desconocido y somos conscientes de esto, tendremos una personalidad de personaje.
El asunto del trauma heredado no es para asustarse, sino que para vencerlo, o moldearlo hasta eliminar lo que era, lo que no se aceptaba, ya que no nos debemos quedar con el trauma toda la vida. En el trauma empieza el desarrollo de nuestra personalidad. El trauma (nuestro “ello” o “yo” desconocido o profundo) se manifiesta como un demonio que te atormenta, y mucha gente no comprende esto porque no sabe qué es ni por qué su ser lo manifiesta, por eso la gente busca especialistas para tratar el asunto, a veces el especialista no es suficiente, mucho menos cuando manda muchas pastillas, porque no ha entendido que el asunto es de la psique, en especial, de los niveles más profundos de los secretos del inconsciente, quizá hasta ni sepa que el trauma se hereda de la madre, porque para entender eso hay que ser un genio y haberlo explorado para poderlo explicar con tus propias palabras. El trauma es demasiado fuerte, y lo peligroso del trauma es no comprender por qué existe en uno, hay gente que enloquece, porque no todo el mundo está preparado para recibir el trauma, o para aceptarlo, porque no sabe que el trauma se manifiesta como un demonio en nuestro “yo” elaborado inconscientemente y por naturaleza por nuestra madre. Anotar que el término “demonio” significa “genio enemigo de Dios,” y nosotros, los seres humanos, somos dioses metafóricamente hablando, por ende, debemos vencer a nuestro enemigo interno con amor.
Entonces, cuando uno comprende de dónde viene el trauma, empieza uno a trabajar o a apropiarse del asunto, a transformar el trauma en grandeza, porque ese es el objetivo del trauma, el verdadero “ego” que es la humildad que uno lleva dentro, porque al trauma se le acepta con humildad, por eso vale aclarar que el “ego” que aquí menciono no debe confundirse con prepotencia o soberbia o falso orgullo, sino que debe interpretarse y concebirse como verdadero “amor propio.” Y cuando uno comprende que nuestro trauma se hereda del sufrimiento de la madre, más empieza uno a quererse, porque uno quiere a su madre y la ama, y la acepta como es, y de esa misma manera se quiere uno y acepta a los demás, porque es uno comprensivo. Y quien no haya conocido a su madre, puede conocerla a través de sí mismo, cuando sea consciente de que su personalidad inconsciente tiene como base el logos o molde que su madre ha elaborado en las profundidades intrínsecas de su organismo, de su espíritu, de su capacidad creadora.
Cuando uno es consciente del trauma, el trauma deja de ser trauma para convertirse en don. No hay ser humano que no haya heredado el trauma, todos tenemos el trauma, porque, a pesar de que somos un diseño magistral de la naturaleza, hay algo que nos hace falta para la perfección, ya que de tener eso que nos hace falta, no existiría trauma en uno, y desde nuestra infancia empezaría la verdadera trascendencia, así que no somos perfectos, aunque poéticamente quieran decir que dentro de nuestras imperfecciones somos perfectos, quizá para suavizarnos el trauma. Lo que pasa es que el trauma asusta por ser desconocido, y explorarlo resulta tenebroso si no se es consciente de que es esencia de uno y de que es a partir del trauma donde uno desarrolla su autenticidad, ya que el trauma es único en cada persona. En este caso al trauma hay que abrazarlo como a una madre, entonces uno sana, porque para eso descubrimos la procedencia del mismo, para modelarlo. Por eso cuando uno comprende el llamado del trauma, está más cerca del “ego,” que es un eco de nosotros demasiadamente profundo, es la voz interna de uno, el otro lado de uno, lo más profundo de nuestra personalidad, y obviamente no es nada fácil, en mi caso, por ejemplo, lo he comprendido porque tengo de cierta manera un bagaje que me ayuda a entenderlo, y de paso escribirlo o describirlo, ya que es algo a lo que uno llega por análisis, observación de la vida, miles y miles de lecturas, y todo esto me colabora para tener la capacidad de conocerme a mí mismo, por eso también me siento en la obligación o la tarea de compartir este conocimiento, porque es mi deber, mi misión y para eso se me ha dado, para salvar vidas, ese es el objetivo, sobre todo porque sueño con un mundo diferente, porque el actual es traumático y debe ser eliminado para la creación de un nuevo mundo basado sobre la verdad.
Definitivamente querido lector debe estar asustado, porque está despertando su “yo.” ¡Increíble! ¿Verdad? No obstante, también maravilloso y liberador, ¿o no? Ese es el objetivo. Y esto lo acabo de comprender por un sueño que he tenido y he interpretado, un sueño que me conmovió profundamente, y que llegó a mi corazón con una profunda comprensión, aunque en el sueño no estaba mi madre sí estaba la idea como tal, porque mi madre no es solamente la persona física, sino que el ser de ella, la esencia como tal, el significado. Es eso todo lo que he dicho con anterioridad, por eso me conmueve la humanidad, sobre todo aquella que no lo comprende y que lucha contra eso que se manifiesta como un demonio y que enloquece a la gente, que parece estar lleno de maldad, pero que en realidad no es así, porque de cierta manera quiere hacernos libres cuando lo aceptemos como algo que es: nosotros mismos. Y sí, el trauma es tenebroso, pero es el camino; es confuso, pero contiene verdad; no se logra visualizar porque se ve oscuro, pero es luz; es desorden, organicémoslo y limpiemos nuestra casa, nuestra persona, nuestro ser, hagamos de nosotros un templo que emana el conocimiento de nuestro autoconocimiento, esa llama interna que hay en nosotros dejarla fluir, porque cada uno de nosotros somos la maravilla de la Creación.
Por José Antonio Támara-León.
El Escribidor de La Loma del Diamante.
De Las Águilas Doradas que irradian e inspiran Amor, Paz, Justicia y Poder.
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