La Champeta es un género literario, o más bien, sus letras entran dentro de los géneros literarios… (18/02/2’024)

La Champeta es un género literario, o más bien, sus letras entran dentro de los géneros literarios… (18/02/2’024)


En La Casa de Simón José Antonio Bolívar, ubicada en la calle de San Agustín Chiquita, en el sector amurallado, se estuvo inaugurando El Museo de la Champeta en uno de sus salones. Algunos sugieren ponerle otro nombre, y dentro de esa sugerencia yo podría sugerir que sea “Casa de la Memoria Histórica de La Champeta,” o algo parecido, pero bueno, eso se dejará sobre la mesa, y sus gestores lo considerarán, ya que este es un proceso de construcción.


Aquí en esta foto aparezco con Rafael Escallón Miranda y, Julio Londoño, coordinador del Biblioparque de San Francisco y del Centro de Memoria Histórica de La Champeta. Detrás de nosotros está Markitos Triana, un conocedor de la historia de La Champeta que se debe seguir escribiendo como ya lo ha hecho Rafael Escallón, Moisés de la Cruz, entre otros. De cierta manera el significado de la Champeta tiene bastante bagaje construido y literatura para citar, así como también documentales que se pueden conseguir en Internet y entrevistas a todos los creadores de la misma, ya el fenómeno como tal de esta música popular y urbana tiene un contenido extenso, que no deja de seguir expandiéndose para seguir expresando mejor la manifestación que encontraron unas personas entre hombres y mujeres para exponer su diario vivir, su cotidiana universalidad, su idiosincrasia en su único o sui generis y exclusivo lenguaje popular, identitario, por eso digo que es un género exclusivo y literario en cuanto a su contenido poético o prosístico o lírico, por toda la metáfora que construyen sus letras y que solamente los que nacimos aquí podemos hacer, contenido literario en especial por las formas que hicieron los pioneros o los primeros o los de la vieja escuela, con los aportes que realizaron hasta cierto punto los que vinieron después de que Michel y Lilibeth lograran en mi opinión personal partir La Champeta en dos, es decir, en un antes a ellos y un después de ellos, en donde podemos establecer las diferencias, tanto en su instrumentación como en su letra. Pero bueno, el tema de la música o el sonido o la pista ya es asunto de sus expertos, aunque uno por el oído ya se podría dar cuenta.


Pero, ¿cómo conocí a Rafael Escallón? Bueno, esa es una historia muy chévere, sin embargo, antes, debo decir, que para el año 2’008 yo me fui a prestar el servicio militar en la Infantería de Marina hasta el año 2’010, intentando encontrar una salida como cualquier bachiller que quiere seguir adelante, y buscando independencia en este país tan mal administrado, sobre todo, en ese momento por la mafia que había, agregando que antes de ese año fui un joven en “riesgo,” como muchos amigos de mi barrio, en Torices, específicamente en La Loma del Diamante, y que en los años 90’ me marcó para siempre el boom que tuvo La Champeta en esa década y también cuando empezó el siglo XXI, por eso la entiendo, por eso sus letras me tocan y me conmueven, es la expresión de mi gente y de todo lo que en ella la ha influenciado para bien o para mal. En aquel entonces no me interesaba en la política, no le creía, no hacía nada ni en contra, ni a favor de ella, porque siempre he pensado que el hombre tiene corrupto el corazón, y que sus promesas son puras mentiras, porque más le puede la avaricia y la codicia que el bien común. Sin embargo, cuando entro a prestar servicio militar para quemar tiempo y hacer algo por mi vida, empiezo a interesarme por los asuntos políticos, porque además de enseñarnos a usar las armas, también nos enseñaban Derechos Humanos, y aunque la milicia ha estado corrompida, los comandantes nos enseñaban a tener valores, aunque muchos no lo aplicasen y se quedasen solamente en la prédica, además que he sido un lector de tiempo completo y estudioso de La Biblia, y para las humanidades y la filosofía y las letras siempre he sido bueno, entonces empiezo a resolver y a conciliar la apatía por lo político con el mundo político, a darme cuenta que se puede hacer una política de verdad, y empiezo a hallar una salida, no para mí solamente, sino para todos. Sumando a eso todas las canciones de protesta que he escuchado desde mi niñez, y que en ese momento cuando culminaba ya mi adolescencia empecé a entender mucho mejor, por eso mi corazón tiende a la izquierda, a la verdadera, no a la falsa, sino a la que lucha por el bien común que atrae por añadidura el bien de cada individuo y, por ende, el de uno mismo, esa es la coexistencia. Porque en la política está el poder de decidir, de cambiar a favor de todo nuestro entorno, pero cuando se hace la verdadera política, la que muchos confunden con la politiquería.


Total que termino el servicio militar en el 2’010, nada que hacer, pensando en seguir en la vida militar, pero también imposible, entonces entro por primera vez a la Universidad de Cartagena en el año 2’011, imposible también poder estudiar tranquilo, no hay manera, ni en lo económico ni por el sistema educativo que debe ser reconsiderado, además porque toda mi vida he sido autodidacto. Aunque el tiempo que estuve en la Universidad de Cartagena me sirvió, allí tomé una mejor consciencia política, pero me di cuenta que no estaban siendo contundentes, no tanto por las protestas, sino, por el mensaje, se debía ser más contundente o preciso, y atacar por la raíz de las cosas, es cuando me convierto en un activista independiente, como de cierta manera todavía lo soy, con el objetivo de aprovechar mi talento o don para crear la opinión que podría poner a reflexionar mejor la lucha. Entonces empiezo a asistir a toda reunión de toda manifestación de activismo social, empiezo a encontrarme con ambientalistas, animalistas, defensores de Derechos Humanos, defensores de las mujeres y de las víctimas del conflicto armado, de la comunidad LGTBI, gestores culturales, artistas desde todo punto de vista, jóvenes rebeldes, lucha contra los malos servicios públicos domiciliarios. Empiezo a ir al Polo Democrático Alternativo, a la Unión Patriótica, partido Verde, entre otros, y me di cuenta que todos iban por su lado, y que la división nos hacía daño, entonces sigo en mi activismo y siendo amigo de todo lo anterior, asistiendo a sus eventos, no tenía que hacer nada, simplemente apoyar sus causas, porque ya todo está hecho, lo que hay es que unirlo para que seamos más sólidos, y en esos encuentros conocí a Rafael Escallón en una marcha hace diez u once años, aunque ya nos habíamos hablado por los foros de las redes sociales, y que se dedicaba como yo quería a todo lo anterior, me di cuenta de su lucha desinteresada, y eso me llamó la atención, tuvimos mucho en común, entonces entré por primera vez y la última a una organización sin ánimo de lucro como lo es ROZTRO, una escuela de liderazgo, donde aprendí mucho, y se me aclararon muchos temas más, es Rafael Escallón de cierta manera un Maestro, bastante elocuente, y con una sensibilidad que debería tener la humanidad, para que así podamos vivir en un mundo mejor. Y lo que más común tuvimos fue nuestro amor por La Champeta, que cuando hablan mal de ella nos molestamos, en mi caso cuando dicen que no tiene contenido y nada que aportar, una discusión que he tenido desde mi adolescencia cuando me dicen eso, y que comenté a Rafael Escallón sobre explicar las letras de La Champeta en un libro, para demostrarle a la gente que La Champeta sí tiene letra, hasta que seis o siete años después escribí el ensayo que tiene por título “La Champeta es un género literario” en el sentido como lo expone el título de este artículo, luego hice otro ensayo que uní con el primero y le puse por título: “Champeta que corta…” En el sentido metafórico, porque sus letras tienen tanto contenido social que llevan filo y asustan a sus detractores.


Total, que yo me siento realizado, me atrevería a decir que Escallón también, no somos multimillonarios, ni tenemos plata en los bancos, no obstante, en el espíritu somos ricos, porque son los asuntos del espíritu los que nos llenan, porque sabemos y conocemos lo importante de lo inmaterial. Nuestros ideales se materializan cada vez más, se han logrado grandes espacios que antes no se tenían, tenemos más prestigio que antes, y nos escuchan más que antes, no para sacar alguna ventaja particular, sino para edificar lo colectivo sobre el respeto que debemos tener los unos con los otros, con verdaderos valores y principios morales y éticos y estéticos, y quien nos juzga está errado, porque ladrón juzga por su condición. Hasta amenazas hemos recibido, como a mí por ejemplo que me dijeron para los tiempos del paro del 28 de Abril del año 2’021 que me fuera de aquí porque la vida es bonita, simplemente gente realmente cobarde, y que carecen de un verdadero criterio cuando quieren que uno calle por las injusticias que ellos como una ralea de lumpen que son, hacen contra el pueblo oprimido, ¿es eso acaso inteligencia? ¿Es eso acaso viveza o sagacidad? ¿Es eso acaso grandeza? No. Y es tanto el fruto de nuestros ideales que logramos llevar a alguien a la Alcaldía de Cartagena alguna vez, y este, aunque no fue lo que esperábamos, pero fue el mejor de todos hasta el momento, fue quien apoyó a nuestro ilustre Presidente de La República Gustavo Francisco Petro Urrego desde Cartagena, que es el propósito de nuestra lucha desde nuestro territorio, y es tan grande la satisfacción, porque uno observa que Petro es una voz para el menos favorecido a nivel mundial, y que Petro representa nuestro mensaje, ya que cada vez que él dice algo tanto nacional como internacionalmente, es como si nosotros habláramos, es nuestra voz, como por ejemplo cuando le hace una crítica al genocidio que Israel hace a Palestina, o con la contundencia de sus palabras en contra de las bandas criminales de la politiquería mafiosa de Colombia y dando resultado con su plan de desarrollo, el gobierno de La Potencia Mundial de La Vida, y es para uno un gran logro, que hay gente que no entiende. Pero bueno, algún día o alguna noche lo entenderán, y en mi caso, aunque hay veces que de repente por un trabajo independiente a cualquier burocracia o gobierno o administración, se gane uno honestamente medio millón de pesos, también son mayores las veces que ni para tomarme una aromática tengo, sin embargo, de eso se trata mi lucha, de encontrar el equilibrio, mientras tanto sobrevivimos y luchamos, pero sobrevivimos haciendo las cosas bien, y no pisoteando a los demás, porque sobrevivir no es matar al otro de alguna u otra manera, sino que salir adelante en equipo.


Fotografía: La Tienda Picotera...


Por José Antonio Támara-León.


El Escribidor de La Loma del Diamante.


De Las Águilas Doradas que irradian e inspiran Amor, Paz, Justicia y Poder.


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