02 de Febrero de 2’024…
02 de Febrero de 2’024…
En estos días y noches cumpliré 35 años de edad, según los años de nuestro planeta en cuanto a su rotación y en cuanto a su traslación alrededor del sol. Sigo siendo joven, menos que antes, obviamente. Quizá un poco conocido localmente en la cultura y el arte y la política. Hasta hoy he escrito 20 libros, y leído mucho más de 500, cientos de cientos. He estudiado, he servido a la patria, he tenido amores, he tenido riesgos, y a mi corta edad siento que tengo una gran experiencia, la cual me permite reflexionar sobre el propósito de la vida. En ese sentido siento que mi vida no ha sido desperdiciada, y que no he perdido el tiempo. Tengo claro que el día o la noche que muera seré recordado como El Escribidor de La Loma del Diamante, eso es algo que nadie, y que ni yo mismo puedo evitar aunque quiera, ya ha sucedido con otros colegas locales que hoy son difuntos y que después de su muerte se hicieron internacionales, aunque uno ya es internacional.
Cuando yo era niño veía a la gente de 35 años demasiada adulta, y hoy me digo que mi padre y mi madre definitivamente estaban jóvenes en aquel momento. Y cuando alguien moría a esa edad yo decía que había vivido bastante. En realidad sí, no obstante, la gente quiere vivir más tiempo, porque al final la vida con todas sus peripecias es buena a pesar del conflicto en que vive la humanidad debido al sistema macabro, todo el mundo sobreviviendo, sacando ventaja y pisoteando a los demás. Aceptar que este mundo es así le cuesta mucho a nuestro razonamiento y corazón, muchos se doblegan, por debilidad o por falta de criterio o por miedo o porque sencillamente no les importa ser esclavos del sistema, por eso uno busca vivir en un mundo mejor y con sentido, aunque hay gente que no lo entiende, porque ya está adaptada a la opresión y terminan defendiéndola porque aparentemente están cómodos.
Por lo que hasta hoy he hecho, de vivir mucho más tiempo, o de suponer que llegue a la vejez, mi futuro como tal ya está asegurado. Por eso digo que no he perdido el tiempo. Sin embargo, también está lo que afortunadamente a uno le puedan dejar sus mayores, no porque uno esté pendiente de eso, sino porque por Ley a uno le corresponde, ya eso sería una ganancia por el simple hecho de haber nacido con el nombre que la vida me ha dado y el cual ostento. En realidad para qué vivir uno afanado, buscando un falso éxito. Uno lo que debe tener es un buen comportamiento, hacer bien al prójimo como a uno mismo, lo demás llega por añadidura. Dejar que esta vida siga fluyendo, que el destino decida y cómo tenga que darse de acuerdo a cómo vivimos, hasta que nuestra vida diga: “hasta donde llovió hubo barro.”
35 años y más cerca a los 50, y hasta con 50 se sigue siendo relativamente joven. Mientras tanto, seguir haciendo lo que más me gusta, leer, investigar, escribir, observar, analizar, pensar, porque me gusta pensar mucho y sacar conclusiones, hablar con la gente sencilla, la gente simple, la gente humilde, hacer todo lo bueno que se pueda hacer, apartado de lo malo, de lo banal y vano, dando mi opinión sobre el sistema para buscar enderezarlo, y ojalá se sume más gente. Y vivir por siempre sobre las bases de la verdad, el mejor fundamento en el que uno debe edificarse.
Por José Antonio Támara-León.
El Escribidor de La Loma del Diamante.
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