La Justicia Divina… (14/01/2'024)

La Justicia Divina… (14/01/2'024)


Todos iremos al polvo, no para el infierno, y tampoco para el cielo, sino, al polvo. Porque del polvo vinimos y al polvo regresaremos. Sin embargo, nuestros actos no perecen, malos y buenos, nuestros actos permanecerán hasta que este mundo deje de ser. No la tierra con todo su esplendor en su naturaleza, sino este sistema de mundo basado sobre la mentira, sobre el engaño, sobre la opresión de unos a otros, sobre la amenaza, sobre la muerte a crimen, sobre la barbarie. Pensarán algunos que lo que escribo y escribiré es superstición, o las palabras de un fanático religioso, porque esa es la conclusión de algunos que no entienden las profundidades del espíritu, de nuestro ser, de la persona que somos, y del misterio que llevamos dentro que no a todos les es manifestado, porque no todos están en la capacidad para entenderlo, porque hay que prepararse internamente para recibir este tipo de revelaciones que un espíritu cultivado recibe y concibe, y para conseguirlo uno debe tener unos principios y valores morales y éticos fundamentales. Y sé que a muchos incomoda lo que yo digo, y me preguntan que quién soy yo, me dicen sarcásticamente el impoluto, o el de la mejor alta moral, y quieren atacarme con los valores, pero no hallan por dónde cogerme, porque son más pecadores que yo, tienen el pecado encima, y ellos lo saben, porque no saben vivir sobre los valores, les es muy difícil, porque no se apropiaron de la ética, no hicieron de ella su fundamento, y por eso les cuesta trabajo aplicarla, porque la ética también es un arte, entre más la utilices, más hábil te vuelves con ella, más criterio y carácter adquieres, y por ende, más autoridad moral tienes para hablar, más credibilidad tienes ante los pueblos, porque te conviertes en un ejemplo a seguir, y esa es la verdadera grandeza, cuando edificas un nuevo mundo, rompiendo con las bases de la mentira en que la gente malintencionada lo ha querido establecer. Entonces, esa es la diferencia que existe entre uno que lo destruye y otro que lo construye, aunque ambos vayan al polvo, se va al polvo con dignidad cuando has aportado a la humanidad grandes cosas, y no grandes crímenes y dolor a más seres humanos.


Esos imperios que se hacen con el derramamiento de sangre inocente, esa sangre que clama al cielo, como la sangre de Abel que clamaba cuando lo mató Caín, esa sangre espesa y roja que absorbe la tierra, esa sangre grita pidiendo Justicia, una Justicia de la cual carecen los hombres, porque los hombres también han corrompido la verdadera Justicia. Esa gente que cree que matan y matan y no va a pasar nada, esa gente que se cree dueña de la vida de los demás, cuando no son dueños ni de su propia vida. Esa gente que dice creer en Dios, como otras de la misma calaña que dicen no creer en Él para no imaginarse a quién rendir cuentas, para no sentirse culpables, pero eso es un autoengaño, el universo, el cosmos, lo que sea, está fundamentado sobre el bien, y siempre buscará la manera de organizar el sistema de cosas. Esa gente que va a misa o al culto, pero que en realidad no tienen temor a Dios, de lo contrario no fueran tan corruptos, y temer a Dios no es sinónimo de un pavor o miedo morboso, temor a Dios es como el respeto que uno le tiene a un ser querido de la familia, a un gran amigo, o a cualquier otra persona que uno respete por su gran humanidad, por su humildad. Ahí están los mandamientos, no matar, no robar, no mentir, respetar la mujer ajena o el marido ajeno, no desear lo de los demás, no envidiar a los demás, amarse fraternalmente, compartir las riquezas, apoyar al indefenso, al oprimido, y todo tipo de valores que engrandecen a un verdadero espíritu humano. Ahí Jesús Cristo lo dijo, lo resumió, ama a Dios sobre todas las cosas y ama a tu prójimo como a ti mismo, y qué significa esto, esto significa que no harás a otro lo que no quieres que a ti te hagan, actuarás con Justicia, tendrás un comportamiento honorable, no del más barato puro oropel ni de fachadas ni de apariencias de unos falsos valores, no, tu comportamiento debe ser digno de alabanza, digno de elogio, esa es la verdadera grandeza, no las riquezas del mundo, no el terror hacia el resto de la humanidad, porque el respeto no es el que infunde horror, sino el que sin necesidad de tú quererlo, la gente te respeta por la humanidad que llevas en el corazón, no por la plata, no porque mates a todo el que piense diferente, no, sino porque actúas de manera justa, porque transmites amor, no terror. Y ese es el temor y amor a Dios y al prójimo del que hablaba Cristo, para que lo entiendan quienes no lo han entendido.


La gente piensa que la ética es cualquier pendejada, un mundo sin ética es un mundo en la debacle como el mundo que hoy tenemos. Uno habla de la Justicia Divina y la gente cree que esto es pendejada, sin embargo, nosotros somos metafísica, nuestros espíritus están hechos de ella, y dentro de la alta metafísica están las leyes del espíritu, inamovibles, por eso estamos organizados en Estados, por eso la esencia del Estado es fuerte, aunque lleguen gobiernos inmorales y lo corrompan, existimos los que reclamamos la recuperación de la esencia del Estado, de las instituciones, tanto es su profundidad que creamos lemas como: Libertad y Orden. Ya que los espíritus corruptos son flojos, su fundamento es endeble y no garantizan la estabilidad de un verdadero espíritu de Estado, porque la maldad es inmadurez, y la inmadurez no tiene la capacidad para sostener el verdadero poder del espíritu de un verdadero Estado, por eso hay gobiernos que se les sube el poder a la cabeza, porque no logran asimilar la esencia del Estado, y empiezan a matar a todo contradictor, sin embargo, los imperios caen cuando pierden su ética, sus principios, sus fundamentos empiezan a tambalear. Sin embargo, antes de los Estados existieron organizaciones tribales, y estas tenían sus principios, basados en la fraternidad, aunque como siempre, un ser humano que no está preparado para tener el más mínimo poder termina oprimiendo y teniendo un comportamiento egoísta que tampoco dura para siempre, por no tener claras las bases de una verdadera ética, algo que toda la humanidad debe aprender para que hagamos un mundo mejor. Y aunque la humanidad no sea consciente de ello, cada persona la lleva en sí, hasta el más grande asesino, el más grande psicópata, el toque de una ética sin desarrollar, por eso, palabras como las mías logran llegarles hasta incomodarles aunque ellos no lo quieran, no pueden, porque también está en ellos, en su esencia, y por eso muchos criminales ceden y confiesan, porque no pueden con su culpa, lo comprenden, pero ya muy tarde, cuando han causado mucho dolor a la humanidad, aunque otros se obstinan y mueren en su obstinación, con más pena y sin ninguna gloria regresan al polvo.


Quien entienda esto, quien aplique esto, es un ser humano con verdadera clase, con verdaderos valores, y la clase no la da el dinero como creen muchos narcotraficantes, que dicen ser “gente de bien,” como cree esa nueva burguesía traqueta e inculta que quiere humillar al pobre económicamente con su dinero mal habido, con su lavado de activos, con su riqueza de trampas, porque creen que la plata mal habida da clase, da inteligencia, y da posición social, y se las tiran de aristócratas, cuando son en realidad el verdadero lumpen de una sociedad, son una ralea que crea bandas criminales para oprimir a los pueblos. Porque cifran su confianza en ese dinero del Diablo, porque le vendieron el alma a un demonio, y el demonio les dio poder, y tuvieron en realidad poder, pero un poder efímero, un poder maligno, un poder insignificante ante el poder que le da a uno el Magnánimo con la sagrada y verdadera ética, con el sagrado poder de un verdadero comportamiento social. Pero ellos no entienden esto, esto es mucha Filosofía para ellos, una riqueza metafísica que no pueden comprar con su exuberante dinero mal habido, un dinero sin realizar un verdadero trabajo, un dinero adquirido con la criminalidad, con la estafa. ¿Para qué?: Para regresar al polvo y con un nombre que es sinónimo de destrucción, un nombre que avergonzará a todo aquel que lleva su sangre en futuras generaciones, por el estigma, cosa que en el obnubilado momento de su proceder ellos no entienden. ¿Esa es la “grandeza” que ustedes quieren seguir teniendo? De todas maneras, Jah es amor, y Él sabrá qué hacer.


Por José Antonio Támara-León.


El Escribidor de La Loma del Diamante.


De Las Águilas Doradas que irradian e inspiran Amor, Paz, Justicia y Poder.


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