Una foto que quedó en la historia…

Una foto que quedó en la historia…

 


Quizá algunos todavía no entienden con qué intención yo me tomé esta foto con un revólver de plástico que después tiré a la basura y, con un mensaje bastante diciente para las mafias. No porque yo me considere un matón como dicen algunos imbéciles, o porque yo vaya a matar a alguien, para nada, más bien, o el verdadero objetivo era dejar claro que si las mafias me querían intimidar obviamente yo reaccionaría, no porque sea yo algún sicario o lumpen de la sociedad, no, al contrario, para defenderme del lumpen de la politiquería, como una defensa personal, y no es mi culpa que algunos mediocres todavía no lo quieran entender y entiendan lo que ellos quieran entender y no el verdadero sentido que yo le quiero dar porque soy yo el autor y no ellos, por ende, soy yo quien sabe con cuál intención lo hice, así de sencillo.

 

Algunos piensan que yo soy un tipo privilegiado, quizá, pero desde el punto de vista intelectual, sin embargo, yo no soy un riquillo como algunos pretenden porque tengo un apellido aristócrata y oligarca que participó en la independencia de esta nación o, porque mi padre sea un abogado litigante de los mejores de la ciudad. Aunque no es mentira que mi tatarabuelo Narciso Támara Madrid un Liberal acérrimo que era un hacendado terrateniente de Sincelejo que tenía propiedades en Momil, tantas que hasta unos parientes fundaron un pueblo que se llama Santa Clara, y dirigió en esa zona y luego en Chinú, el levantamiento del General Juan José Nieto Gil, apoyando a Ramón SantoDomingo Vila y, que se disputó con el Chano Romero (hijo de Pedro Romero) unas tierras en 1863. Sí, era un aristócrata Liberal y revoltoso, seguramente de ahí me viene la vena revolucionaria. Sin embargo, yo no nací en la aristocracia ni en la oligarquía, yo nací en La Loma del Diamante, aunque con el Diamante de apellido ya le da un estatus de riqueza a esta Loma, pero un estatus de riqueza espiritual.

 

Sin embargo, yo, El Escribidor, un tipo que conoce la problemática social de la ciudad, porque no se la han contado, la ha vivido, porque nació y creció en un barrio popular, como para que vengan unos burguesitos a señalarme cuando son todos unas cagaleras y dramáticos, vengan a enseñarme a mí qué es lo que debo decir, o escribir o pensar, vayan a comerse un cerro de mondá susceptibles idiotas. Yo, un tipo que fue pandillero, que fue jibarito, que metió buena droga, que ha pegado buenas puñaladas, que hacía armas y que le gustaba hacer tiros al aire, tranquilos, al aire, no contra la humanidad de nadie, y además, un tipo que prestó servicio militar para entrenarse y poder sobrevivir en este mundo que no es un paraíso, vengan unos imbéciles a decirme lo que debo decir, o escribir o pensar, además, un tipo que creció rodeado de picós y bailando Champeta y con la champeta en la mano, y que además siempre ha sido leído, me vengan a dar cátedra de lo que debo decir, o hacer, o escribir o pensar, no, ustedes deben respetar, porque lo que yo hago no lo hacen ninguno de ustedes, y que no lo hago para mi interés personal, sino que para un interés colectivo, porque creen estos tarados que uno está tratando con algunos personajes inocentes. No, estamos enfrentándonos con criminales y a los criminales no solamente hay que demostrarle con la dialéctica que no se les tiene miedo, sino que, si intentan intimidarnos también nos sabemos defender, no sé si estos burguesitos, pero yo sí, y eso no es ser violento, eso es defensa personal, así de sencillo, y por una justa causa, que no es lo mismo.

 

Pienso yo que son insolentes, o igualados, o que son los que menos hacen por la sociedad, pero que se atreven a señalar a los que sí damos la cara por todos ellos, porque a ellos les da miedito, porque les falta coraje, hasta desagradecidos son, y le quitan a uno las ganas de seguir dando la cara por unos imbéciles de mierda que no saben qué culo está pasando en realidad, quizá ven la problemática pero no saben de fondo lo que ocurre, por eso señalan, quizá por ignorancia del asunto, no obstante, uno sigue en la lucha por los que en realidad sí valoran lo que uno hace, y abandonarlos sería ser indolente.

 

Mi vida dio un vuelco, porque yo tomé otra decisión, de lo contrario, hoy estuviera peleándome el territorio, porque yo he sido un tipo que defiende el territorio y lo tuviera en disputa con el Clan del Golfo, o con los sicarios paisas y venezolanos que tienen oficinas criminales en Cartagena, sería un capo, y estaría asociado con las mafias politiqueras. Más bien decidí hacer las cosas bien, ganándome bien el pan diario, sin hacerle daño a nadie ni a toda la sociedad, convirtiéndome en un activista social defensor de Derechos Humanos, ¿y contra quién uno defiende los Derechos Humanos? Contra los criminales que quieren detrimentar a la humanidad. ¿Tengo que volver a explicarlo con plastilina neandertales desagradecidos? Entonces ustedes deben entender por qué yo señalo así a la mafia, porque aunque toda la vida me ha gustado la lectura, a mí ni papi ni mami me consintieron, me criaron como debían criarme, y crecí en la calle, siempre tuve esa libertad desde niño, a mí no me llevaron a un seminario ni a ningún convento ni tampoco estudié en colegios pupys de la ciudad, ni crecí en un barrio estrato veinte, ni soy gomelito, ni nada por el estilo, yo sé cómo es, y sé cómo hay que tratar a los delincuentes que hoy tienen a la ciudad azotada con su politiquería: ¡¡¡Imbéciles!!!

 

Por José Antonio Támara León.

 

El Escribidor de La Loma del Diamante.

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