Cuento: Jazmín...

Jazmín



Quién pensaría que Jazmín, cuando nació, iba a sufrir tanto en la vida, cuando sus padres y algunos de sus hermanos la vieron por primera vez recién nacida, un ser inocente que llegó a este mundo sin haberle hecho mal a ninguno. Quién pensaría que Jazmín a la edad de un año pasaría en un futuro tantas peripecias. Quién pensaría que Jazmín cuando empezó a caminar y a pronunciar sus primeras palabras, andaría por caminos peligrosos para su ser. Quién pensaría que Jazmín a la edad de tres años cuando hablaba mucho mejor, en el futuro le tocaría ganarse el pan haciendo cosas que estaban en contra de su propia voluntad y tan sólo para sobrevivir en este mundo macabro.

Jazmín, que en su niñez observaba la vida como todo niño la observa, con ternura y mucha ilusión, sin maldad alguna, con una inocencia total, contemplando todas las maravillas de la existencia, los árboles, los pájaros, el cielo y las nubes pasar, el río, los ancianos que eran su curiosidad. Ignorando Jazmín que existía una gran maldad en su entorno, pero Jazmín no tenía porqué saber esto, porque los seres humanos no nacemos para la infelicidad, nacemos para ser felices, y de niños, queremos vivir con mucha ilusión en el mundo que apenas estamos descubriendo. ¿Era acaso culpable Jazmín del conflicto interno de su entorno? ¿Estaba acaso Jazmín pagando alguna deuda por nacer? ¡El mundo en esta vida es despiadado!

Quién pensaría que Jazmín quedaría huérfana de padre a la edad de apenas cinco años, y que además de eso presenciaría su muerte, una terrible y horrorifica escena que la marcaría durante mucho tiempo, un escenario nefasto donde un hombre había sido acribillado por fuerzas desconocidas. Pero, en su momento Jazmín no podía entender esto, solamente la salvaba su inocencia, su ingenuidad de niña, que a pesar de ver tan espeluznante espectáculo, seguía normal mientras el tiempo le iba enseñando asimilar que había sido una masacre, lo cual se convertiría luego en un trauma.

Quién pensaría que luego Jazmín quedaría huérfana de madre. Pero que Jazmín, aún seguía siendo salvada por la ingenuidad que tenemos todos cuando somos niños, pero que con el paso del tiempo sentimos el rigor de haber quedado huérfanos de padres. De ver tantos núcleos familiares, padre, madre, hijos, ¿y Jazmín? ¿Qué podría preguntarse al ver que no era su misma condición? ¿Quién le respondería por qué Jazmín no podía ser igual de feliz con sus padres? Esto, seguiría marcando durante mucho tiempo a Jazmín, que a pesar de tener todos estos pensamientos ardientes, también en el transcurso de su niñez pudo encontrar una figura protectora, a pesar de estar prácticamente desprotegida.

Pero, quién se haría cargo de Jazmín durante su niñez, ¿sus parientes? Aquellos que la considerarían o la tratarían como un estorbo que tocaba cuidar porque llevaba su misma sangre en las venas. Pero qué precio debía pagar Jazmín para que cuidaran de su niñez, ser la sirvienta de Raimundo y todo el mundo, a la que le tocaba hacer los mandados, a la que le tocaba levantarse temprano todos los días para barrer y trapear, para cocinar, y ser la que tenía el peor plato de comida diariamente, y que tenía que lavar la ropa de otros. Mientras que otros eran consentidos con suma gracia. ¿Por qué tanto odio hacia Jazmín? Si apenas el único pecado que había cometido fue venir a esta vida. Qué mal había cometido Jazmín para ser abusada por uno de sus parientes. Ninguno. ¿Acaso fue una manera de enseñar? No lo creo, porque un maestro enseña, y deja una huella positiva en un ser, al que le da todo su amor. ¿Acaso le estaban cobrando el pan diario? Definitivamente Jazmín se ganó la vida con su sudor desde niña. ¿Por qué no hubo nadie que la adoptara considerándola su hija y no una sirvienta?

¿Por qué tienen que existir estos casos en este mundo? ¿Es acaso este el propósito de la vida? Dónde estaban los protectores de la infancia, por qué eran tan tarados sus familiares, ¿acaso no se daban cuenta el daño que le hacían a una criatura, a un tesoro maravilloso, a un ser inocente con ganas de ser feliz, con mucha ilusión, que no tenía aún la más mínima idea de maldad? Sin embargo, el corazón de Jazmín era tan fuerte, que logró sobrevivir a esta etapa de su vida, encontrando seres de luz que la defendían de injustas actitudes por parte de sus parientes opresores, esto le daba respiro, y por eso Jazmín logró superar un poco esta etapa de su vida, quemándola, para luego incursionar en los caminos de la adolescencia.

Empezó Jazmín a quemar la etapa de la niñez, sintiendo cada día más atracción por su sexo opuesto, debido a todo el cambio hormonal que en ella se producía. Esto hacía que empezara a perder su inocencia de niña, empezara a expandir sus pensamientos de libertad, a dilucidar el por qué tanta opresión hacia ella, que más que quererla proteger, la estaban reprimiendo de la vida. Fue cuando Jazmín empezó a volverse rebelde, a querer buscar otros horizontes que la hicieran olvidar de aquel yugo macabro, donde estaban amputando su espíritu, aunque la estuvieran llevando de la mano a una iglesia protestante, donde tergiversan el sentido de la religiosidad de manera extrema, esa radicalidad que el patriarcado inculcado también por algunas matriarcas, coarta de la libertad. Para conservar el supuesto orden, la supuesta moral, la supuesta ética que se vuelve en lo más dictatorial para un ser humano, frustrándolo de cierta manera, aprisionándolo en un mundo que come del qué dirán.

No dejaban tener novio a Jazmín, no la dejaban sentir, expresar sus emociones propias de un ser humano, no la dejaban ir a fiestas, ¿por qué le hacían todo esto a Jazmín? ¿Acaso no se conformaban con que la vida la hubiera dejado huérfana? ¿Por qué querían coartar su felicidad? ¿Acaso la querían tener toda la vida como una empleada de servicio, una esclava del sistema? Sin embargo, del sistema es muy díficil escapar.

¿Acaso ellos no amaban o amaron? Les parecía demoníaco que Jazmín despertara en su ser el amor por un hombre. Pero los días y las noches pasan, ya Jazmín no es la criatura a la cual pudieron brindar amor, enseñar coherentemente, para que creciera como persona y, sin tantos traumas. Ahora Jazmín es una adolescente, que decide rebelarse e irse, en aquel instante con un desconocido, pero una luz universal ilumina a uno de sus parientes, a una parienta, que decide sacarla del pueblo para llevarla a la ciudad. Y tratar de brindar a Jazmín el amor que de niña no pudo encontrar en su familia. Su vida empieza a dar un giro, ahora parece que Jazmín es un poco más libre, sin embargo todavía queda el toque de la niña ingenua, no porque ella sea tonta, lo que pasa es que tiene un gran corazón, y piensa que el resto de la humanidad también lo tiene, porque no es mala, y le quedan todavía algunos resabios de la niñez, todavía continúa su ilusión, su deseo de ser feliz, de tener todo lo que en la niñez no tuvo, para así poder llenar ese gran espacio vacío que tiene en su espíritu. Ella todavía no comprende que su espíritu está hecho pedazos, solamente lo siente, y lo interpreta tratando de encontrar alguien que le dé felicidad, una figura, un logos que penetre toda su psiquis, y la llene.

Ahora Jazmín estudia, pero también trabaja con su parienta, tiene otra manera de vestir, la ciudad es mucho más grande que el pueblo, su dialecto es mucho más amplio, la ciudad resulta romper con ciertos paradigmas de cierta manera, Jazmín es inteligente, pero le falta muchísima sagacidad, está en la vida, está aprendiendo, ha tropezado, pero se ha levantado. Jazmín cree haberse enamorado, conoce a un hombre, es su primer novio oficial, el primero que le dejan tener en toda su existencia, a punto de cumplir los diecinueve años de edad. Cree que el hombre la ama de la misma forma, pero es prácticamente un veterano de más de treinta años, y logra obtener lo que todo hombre insensato desearía obtener de una mujer que demuestra morirse de amor por él. Entonces Jazmín pierde su virginidad, empieza a experimentar con los días que ha entrado a otra etapa de la vida, desde ese momento se da cuenta que ha comido del fruto prohibido, por eso su ingenuidad bella de niña se esfuma, para así empezar a sentirse mujer, y sentir un hombre en sus brazos durante algún tiempo, hasta que descubre que el hombre es casado y que ella es su amante. ¿Será que la vida a Jazmín le está haciendo alguna broma de muy mal gusto? ¿Cuál fue el pecado de Jazmín? ¿Acaso la ingenuidad o tener un corazón puro es malo? Pero Jazmín no podía comprender porqué la vida era así con ella.

Ella decide no verlo nunca más, su parienta no quiere ver tampoco a ese tipo ni en pintura. Jazmín empieza a tener conflictos internos y externos, internos porque la experiencia sexual la hizo desear más a su sexo opuesto, no por querer acostarse con todo hombre, sino, por querer encontrar a un hombre que fuera para ella y ella para él, el amor verdadero. Porque ella siempre ha soñado con ser feliz, teniendo una figura que la haga sentir feliz, donde ella sienta que ama a esa persona, y que ese amor sea recíproco. Pero los problemas externos, son casi los mismos que tuvo en el pueblo, siendo estos más livianos, con la diferencia que Jazmín ya tenía más criterio, además de ser mayor de edad, y no quería seguir viviendo reprimida y recibiendo órdenes. Quizás sus parientes quisieron lo mejor para ella, pero no supieron inculcarle ese querer y la hicieron sentir oprimida. Quizás Jazmín no podía entenderlos en aquel momento, sin embargo la dejaron seguir un rumbo desconocido para ella esta vez, para que aprendiera por experiencia propia, las peripecias de la vida, el tiempo daría la razón, y la razón, se las daría a ambas partes. Así que Jazmín decidió marcharse por el mundo.

A Jazmín le tocó dormir algunas noches en la calle. Le tocó dejarse manosear para poder sobrevivir, para conseguir un plato de comida. En la calle conoció algunas personas. Andaba buscando trabajo, lo conseguía, y lo perdía, y así sucesivamente. Trabajó en restaurantes, en casas de familia donde podía quedarse a dormir, pero con el tiempo la despedían. Logró encontrar alguna vez una habitación donde quedarse, ella la pagaba con su sudor, también estudiaba y logró terminar su bachillerato, porque tenía esa idea del estudio, de seguir adelante, a pesar. Pero tenía también malas andanzas, se metía por barrios peligrosos donde solamente encontraba malandros, aunque también encontraba personas de bien, personas con otra perspectiva de la vida, amantes del arte. Empezó a fumar marihuana, y a venderla, pero algo peor que eso: empezó también a meter cocaína. Jazmín estaba experimentando la vida, viviendo el lado oscuro de ésta. Quería ser aceptada, y en ese gremio donde anduvo por algún tiempo, fue aceptada, porque también anduvo con jóvenes que tenían quizá los mismos problemas, quizás los mismos conflictos, y solamente esos jóvenes podían comprenderla mejor. Ella cada día se rebeldizaba más. También tenía relaciones esporádicas, porque eso la hacía sentir una mujer madura, estaba convencida de eso, pero no juzguemos a Jazmín, qué se podría esperar de una niña que nunca recibió una orientación amorosa, qué se podría esperar de un ser que en su niñez solamente recibió maltratos y humillaciones. Ahora Jazmín parecía estar en el lugar correcto, ahora tenía una aparente libertad, parecía ser independiente. Y en esas andanzas Jazmín, una vez más, era abusada por varios hombres. ¿Qué castigo estaba pagando Jazmín si prácticamente nunca había sido feliz? ¿Acaso sus padres cometieron algún grave pecado y ese castigo cayó sobre Jazmín? ¿Acaso es cierto aquello que dice la Biblia que por los errores de los padres pagan sus hijos? Sin embargo, en Jazmín seguía un poco de inocencia de la niñez, y era eso lo que la seguía salvando, porque no perdía la ilusión de ser feliz y de seguir adelante, nunca dejó de soñar. Estaba en la vida, en la parte amarga de la vida, estaba aprendiendo.

Jazmín logra conseguir empleo en un hotel, allí donde se hospedan muchos peregrinos, era una recepcionista. Y en uno de esos tantos días llega un peregrino que se fija en ella, y una vez más Jazmín se convence de que esta vez llegó el amor verdadero a su vida. Entonces el peregrino la indaga, ella también muestra interés, no hablaba muy bien el español, y ella le ayuda a mejorarlo, luego, se enamoran ambos, por primera vez siente Jazmín que hay un hombre que la ama de verdad, y que ella también ama, porque no sintió lo mismo con los anteriores, solo querían su cuerpo, y la trataron como un objeto. Pero como muchos peregrinos que llegan a este país, era también uno de esos que consumía cocaína, entre otras drogas, y Jazmín consumía con él. Así que este peregrino se encariña con ella, salen, viven una plena intimidad, la ayuda económicamente durante su estadía, también le enseña que puede ser amada de verdad. Por eso Jazmín ve en él una figura protectora, una persona que le genera confianza, y que también parece amarla, pero él necesita seguir viajando, y quiere culminar su propósito viandante para volver a regresar por ella; Jazmín no puede creer que vaya a quedar desamparada una vez más en la vida, porque aquel peregrino se convirtió en su protector y pareja durante tres meses, y de cierta manera le enseñó el amor, porque eso es lo que a Jazmín le negaron durante mucho tiempo: amor. Entonces el peregrino se marcha con la intención de volver y de estar en comunicación constante, le deja dinero a Jazmín, una gran cantidad para que se defienda mientras él no esté, pero pasan tres meses y a Jazmín se le acaba el dinero, no halla que hacer, una vez más queda desamparada, y el desamparo es el miedo, el fantasma que a Jazmín más la atormenta.

Jazmín ya no trabaja en el hotel, no tiene recursos, por ende, no tiene para pagar el arriendo de la habitación, no tiene para comer, ni siquiera para comprar la marihuana que la tranquiliza. Así que ella toma la determinación de entrar a un lugar totalmente equivocado para ella, lo más fácil en ese momento, el empleo más pusilánime que pueda conseguir una mujer hermosa y bella, una mujer desesperada, pero con rebeldía y un poco de delirio de grandeza debido a su condición de vulnerabilidad, delirio que de cierta manera la protege, sin embargo Jazmín sigue llena de miedo, de pavor, y se atreve hacer algo que siempre estuvo en contra de su voluntad. Así que Jazmín entra a trabajar en un prostíbulo. ¿Acaso es justo que un ser humano de noble espíritu termine en un lugar como este porque el sistema es un sistema macabro? ¿Acaso no era suficiente con que Jazmín quedara huérfana de padre? ¿Por qué la vida castigó tanto a Jazmín si su único pecado fue nacer?

En aquel lugar Jazmín se sentía confundida, era un lugar muy oscuro metafóricamente hablando. Pero más allá de querer encontrar un empleo para subsistir, también guardaba la esperanza de encontrar en ese lugar un hombre que pudiera amarla, pero que ella también pudiera amar. Y durante esa trayectoria llegaron hombres sucios, que la trataron como cualquier cosa, como cualquier objeto que había nacido para satisfacer a los hombres. Pero era entendible que Jazmín no pudiera entender por qué esos hombres actuaban bruscamente para con las mujeres, no estaba todavía en capacidad para comprender este asunto. Por eso Jazmín se sentía sucia, haciendo lo que no era para ella. En aquel bar un trabajador del mismo, vivía enamorado de ella, porque veía en sus ojos mucha ternura y también confusión, este hombre pudo protegerla en varias circunstancias. Así que Jazmín quiere tomar prontamente la decisión de salirse de aquel prostíbulo, para conseguir un trabajo más digno. Y en el transcurso de pensar y de tomar esa determinación, en aquel lugar llega un hombre, que la observa, y la contacta.

En aquel momento Jazmín tiene veinte años de edad aproximadamente. Pero, quién es el hombre que la observa, y que luego le pide el contacto. Es un hombre que tiene más de veinte años mayor que ella, un burócrata con un puesto adquirido por política, que tiene un buen salario, y que además puede emplear a Jazmín. En ese momento, parece que la vida de Jazmín dará otro giro todavía más grande. En el instante ella sospecha que el tipo tiene un buen cargo, porque va escoltado y tiene un carro que pertenece al Estado. Así que el tipo la contacta en otro lugar, le muestra interés, le comenta a qué se dedica, y Jazmín, aún un poco rebelde, contesta con un poco de agresividad, porque todavía no tiene buen léxico, todavía está a la ofensiva, usando este método como sistema de defensa. La calle le ha enseñado un poco, pero tan sólo tiene veinte años aproximadamente y está convencida de sabérselas todas. Sin embargo, pasan los días y durante todos esos días Jazmín pasa con aquel hombre, que le brinda techo, comida, y dinero por estar con él. Jazmín no tiene a dónde ir, y todo esto lo hace para sobrevivir, además que también estaba necesitando empleo. Lo bueno, es que Jazmín ya no está en aquel prostíbulo, esa vida ha quedado atrás.

El tipo se encariña con Jazmín durante aquellos días, porque en poco tiempo tendría que entregar el cargo que ostentaba, y le había prometido un empleo, que de hecho, cumplió. Esta vez, de cierta manera, la vida le estaba cambiando, estaba trabajando en una Institución del Estado, con un salario digno de cierta manera. Aquel hombre le había abierto otras puertas, mostrándole otros horizontes. Así que llegaron los días y el tipo ya tenía que marcharse para su región, una vez más quedaba Jazmín sin una figura protectora, pero tendría empleo por algunos meses.

Pasado algunos días, empieza a experimentar Jazmín mareos, va al médico, y Jazmín descubre que está embarazada. ¿Quién podría ser el padre de aquella criatura? Solamente aquella persona con la cual no se protegió, por eso ella llama aquel hombre que la sacó de aquel prostíbulo, le dice que la engañó diciéndole que no podía tener hijos. Ya que ella todavía guardaba la esperanza de que aquel peregrino regresara por ella, porque era al hombre que de verdad amaba. Y con éste otro solamente estaba tratando de sobrevivir. Quizás en el momento se le ocurra abortar a Jazmín, pero el hombre considera lo contrario, así que ella ve una oportunidad para no seguir pasando necesidades económicas, porque ella también considera que mientras espera aquel peregrino que quién sabe cuándo volverá, ella pasaría hambre, porque el empleo que le había dejado aquel burócrata no sería para toda la vida. Entonces Jazmín considera tener la criatura, por todo aquello que le ofrecen. Y aquel hombre empieza a darle instrucciones, le envía dinero para que viaje hasta su región, una ciudad del Caribe de este país. Jazmín se enfrentaría ahora con una cultura totalmente ajena a ella, que al principio no podría entender, pero que con el tiempo se acostumbraría hasta casi apropiarse de la región.

Jazmín alumbra, es una hermosa criatura muy parecida a ella, aquel hombre se siente feliz de tener otro hijo. Y por circunstancias de la vida, Jazmín se hizo su mujer. Sin embargo, con el paso de algún tiempo, ella no se sentía plena, no estaba con el hombre que amaba, pero del cual se sentía agradecida. A su vez también frustrada, porque económicamente dependía de una persona, que le daba techo, comida y salud, recordando aquel pasado cuando sus parientes la tenían como una sirvienta. ¿Cree usted que Jazmín ha sido feliz? Quizás por momentos. Así que el niño fue creciendo, y ella debía andar con su marido mucho mayor que ella para las tertulias a las que él asistía. Allá donde iban personajes políticos de la ciudad, y que tocaban temas que no eran del interés de Jazmín, por eso empezaba a sentirse reprimida una vez más, empezaba a experimentar esa sensación del pasado que no la dejaba vivir en paz, ahí donde era sometida. Pero, Jazmín amaba a su hijo, tenía una razón para existir y para seguir adelante.

Ella siempre quiso estudiar, era algo que no olvidaba realizar: estudiar. Así que entró a estudiar algo totalmente de su interés a una Universidad, por eso se inclinó por el arte. En la Universidad conoce a muchas personas que le muestran una perspectiva de la vida más sana de cierta manera, porque ya no es un prostíbulo. Jazmín ahora siente que sus sueños se hacen realidad. Pero no deja de fumar marihuana, y de encontrar personas a las que les gusta también la cocaína. Ella combina estas sustancias con el estudio. De cierta manera se hace más rebelde, se siente sometida por su marido, mucho mayor que ella, y ahora ella en la Universidad donde conoce a otros jóvenes por los cuales siente atracción. Sin embargo ella continúa leal a su marido, al que quiere, pero que no ama como él la ama a ella. Su marido descubre su consumo, que está muy desatinada, esto se convierte en un problema, la relación se detrimenta cada día más, sus amigos son muchos jóvenes inmaduros que ella considera sabios porque fuman marihuana y meten cocaína, porque andan en fiestas y van a todos los eventos de la ciudad, y Jazmín siente que se le está yendo la vida con un señor, que quizás la descuidó, y que por eso ella lo traicionó con otro hombre. Pero, ¿será eso traición? ¿Será que se puede traicionar alguien a quien no se ama? No, Jazmín se enamoró de otro hombre, por el cual no sentía ningún agradecimiento, sino que un deseo de mujer, el deseo que su marido hecho por las circunstancias no lograba llenar porque no existía un verdadero amor, la reciprocidad que debe existir sentimentalmente en una pareja.

Su marido descubre esta supuesta traición. Le duele, pero luego no puede llevar esta carga, y lo más sensato que hace es separarse de ella. Jazmín queda una vez más desamparada, porque ni siquiera aquel nuevo novio la quiere, y le da la espalda. ¿Dónde está la sagacidad de Jazmín? ¿Dónde queda su madurez? Se da cuenta que no se las sabe todas como ella pensaba. ¿Pero acaso hay que juzgarla por eso? No. Jazmín tiene resabios del pasado, todavía no logra superar los karmas y traumas que la marcaron. Y su ex-marido, a pesar de su sapiencia, no ha logrado del todo hacerle entender a Jazmín que la vida no es como parece. Así es como ella ha aprendido, con los golpes de la vida. Y no es culpable de eso. Porque el problema de Jazmín tiene una raíz muy profunda que muy pronto se podrá desarraigar.

Jazmín entra en depresión, su ex-marido también, el cual enferma, pero logra superar la crisis de salud, y esto con la ayuda de la misma Jazmín. La estima, porque conoce la historia de Jazmín desde su niñez, y trata de comprenderla, además, es la madre de su hijo. Él la perdona, pero no regresa con ella, solamente trata de no romper el vínculo, ella se muestra interesada en seguir adelante. Vuelve a conocer un hombre y piensa que ese sí es Jesús Cristo, que ese es el hombre que va luchar con ella a su lado. Porque Jazmín tiene un problema muy grave, y es que piensa encontrar al príncipe azúl, y cuando siente atracción por alguien, ella se convence que el destino se lo puso en el camino por algo, y se siente tan segura, que piensa que es el hombre que le ayudará a resolver todos los problemas habidos y por haber. Tendría que ser un hombre que la llegue a querer con demasia. Entonces Jazmín conoce a este hombre, pero es un hombre irresponsable, que no es responsable ni de sí mismo, y también consume cocaína con Jazmín. Lo que uno logra analizar, es que su ingenuidad de niña no ha muerto, sigue intacta, porque todavía vive llena de ilusión y de ternura. Su orgullo es un orgullo falso donde se intenta ocultar, porque piensa que así se protege, pero es quebradiza, no deja de ser débil Jazmín, y su debilidad radica en que Jazmín no ha dejado de ser sumisa aunque no quiera, esa sumisión exagerada que le inculcaron en el pasado, por eso no logra ser totalmente independiente en diversos sentidos. Además, porque trata de mantener la estabilidad que no tuvo antes, por lo menos en este momento la tiene un poco. La relación con este nuevo hombre es un fracaso, daña su salud física y mental, pero ella se vuelve a levantar. Tiene un proyecto recién empezado, se gradúa de la Universidad, pero no deja de consumir drogas, porque las drogas se convierten en esa figura protectora que desea tener, que la entienda y comprenda. Y la droga se transforma en uno de sus mayores obstáculos para triunfar. La cual tampoco le permite pensar con claridad. De la cual aún no puede, ni tiene la voluntad para escapar.

Jazmín tiene aproximadamente tres décadas. Ha tenido varios romances desde entonces, creyendo encontrar al príncipe azúl en cada uno. Pero Jazmín tiene un orgullo falso con algunos, porque quiere una estabilidad emocional, pero piensa que también quieren hacerle daño, o abusar de ella, o de su integridad. Algunos seguramente la quisieron, pero tampoco estaban obligados a lidiar con sus traumas, cada quien trata de proteger su salud mental, y no es egoísmo. Además de que Jazmín no se dejaba ayudar, y aquellos hombres tampoco estaban preparados para comprenderla. Muchos de estos hombres, o casi todos eran consumidores de cocaína, qué podría encontrar Jazmín si seguía en un círculo vicioso que no la dejaría trascender, nada. Relaciones tóxicas que solamente le aportan el consumo de drogas. Y que debido al proyecto de vida de Jazmín, que de cierta manera tiene una estabilidad, ellos creen que ella tiene dinero, pero desconocen el pasado de Jazmín, aunque Jazmín se los cuenta a algunos, pero no les interesa, ellos también tienen miedos y fantasmas. El hombre que la sacó de su antigua vida todavía la visita, le aconseja, y tiene que soportar los conflictos internos de ella, ella quiere un hombre que la comprenda, que deshilvane todas sus neurosis, y se las saque de la cabeza. Hace algún tiempo conoce a un muchacho que la observa, amigo de sus amigos, y la observa no con la intención de deseo, le parece interesante, pero no le interesa como mujer. Jazmín durante ese tiempo logra analizar que la observa, y ella también. Una conocida de Jazmín le dice a aquel muchacho que Jazmín está interesada en él, él guarda silencio, pero sigue saludando a Jazmín, solamente quiere su amistad, e indagar su proyecto, sin ninguna intención de robarle su idea, porque este es un muchacho con ideas al desborde.

Todos los días está aquel muchacho enigmático en un rincón de la ciudad, hablando temas de interés general con un anciano. Jazmín pasa y pasa todos aquellos días y noches. Hasta que un día aquel muchacho le presenta al anciano, un artista reconocido en la ciudad, con el objetivo de relacionarla con grandes pensadores. El nombre de este muchacho es: Prisciliano.

Desde entonces la relación de Jazmín se estrecha con la de Prisciliano. Y él solamente conoce la parte positiva de Jazmín que es su proyecto de vida, hasta que una noche ella le cuenta al anciano y a Prisciliano su pasado oscuro. Ellos la escuchan con atención, y llegan a conocer que Jazmín tiene muchos conflictos internos y lucha diariamente y nochemente con ellos. Pero Jazmín no solamente quiere a Prisciliano para una amistad, ella quiere hacerlo su protector, su pareja. Pero, ¿Quién es Prisciliano? Un hombre que se ha dado el lujo de rechazar a docenas de mujeres. Un hombre que a veces tiene relaciones esporádicas con hermosas mujeres. Un Escritor, un Poeta, un Filósofo, un activista social, un personaje de la ciudad conocido por la élite y no élite, que no tiene un gran salario, que el dinero le parece una mentira, una farsa, que más allá de las cosas materiales prefiere las espirituales. Un tipo que no gusta del sistema, y que lo quiere acabar si es posible. Un hombre que su único compromiso es con él mismo, un intelectual que no se amarga la vida, que se deshace de cargas, que le encanta la tertulia, que le encanta leer, que escucha música, que lleva una vida sabrosa de cierta manera, de buena apariencia, y no solamente su fisonomía es arrolladora, no, a la gente, más allá de su apariencia, la enamora es su discurso. Y a Jazmín le parece el tipo ideal que ella busca, pero lastimosamente Jazmín no es el tipo de mujer que Prisciliano espera y la rechaza.

Entonces Jazmín sufre una desilusión, porque ya ella se estaba pintando pajaritos en el cielo con Prisciliano, el joven interesante que inspira hasta a los ancianos. Y Prisciliano se dice dentro de sí que Jazmín es ambiciosa, solamente con tener la idea de pretender conquistarlo demuestra su ambición. Así que Prisciliano medita y sufre un déjavù, un mensaje del más allá, que le dice que ha llegado el momento de poner en práctica todos sus conocimientos, para ayudar a sacar a esta mujer de su abismo mental. Quizás él siente un poco de lástima, pero también un poco de admiración.

Así que se reúne con el anciano, le dice que hay que ayudar a Jazmín, y el anciano le dice: “Te vas a meter en esa vaca loca." Y Prisciliano contesta: “Sería interesante." Y el anciano dice: “Sería una buena obra, quédate con ella." Es un reto para él mismo, para probar todas sus capacidades. Entonces, acepta a Jazmín y para ella fue como haberse ganado la gloria. Entonces sale con Jazmín, quizás solamente sería una noche, o algo que no ocasionara ningún apego, pero Prisciliano descubre en Jazmín algo que no descubre con otras mujeres, observa sus ojos, su proyecto, su ilusión, su ternura, sus ganas de crecer, su gran interés por olvidar el pasado, esa niña que todavía sigue viva en una gran mujer. Y se pregunta, que cómo puede ser posible que ella meta cocaína, teniendo tanta ilusión, tantas metas trazadas. Luego, más allá de sus ojos, descubre su cuerpo, su alma y su espíritu, su entrega, de cierta manera él es un clarividente del ser humano, que logra penetrar hasta su corazón. Pero Prisciliano tiene claro a todo lo que se enfrentará, es decir, cuando todos los conflictos internos de Jazmín empiecen a salir, lo que a Jazmín también le causa miedo, porque piensa que él podría marcharse si ella llega a tener un comportamiento agresivo, y de cierta manera este pensamiento en Jazmín ayuda a Prisciliano a llevar su método con mejor fluidez.

¿Qué método pretendía usar Prisciliano para sacar a Jazmín de esa mentalidad equívoca?: El amor. Pero era necesario decir las palabras apropiadas y certeras que pusieran a reflexionar a Jazmín. Prisciliano vive en un constante debate con Jazmín, él entiende que ella cree que él le hará daño, está traumatizada, tiene paranoia y se protege, pero en cada argumento de Jazmín, él la desbarata, y ella se siente impotente porque no logra contrarrestar su capacidad, entonces se pone histérica, lo echa, lo insulta, pero él sabe el porqué de su actuación, Prisciliano le dice las verdades que nadie nunca le ha dicho, pero de una manera elocuente, y ella piensa que él la está insultando, pero todo eso hace parte del teatro y del drama que hace siempre Jazmín, es un resabio de ella, y él comprende esto, por eso le dice palabras concretas, no solamente le dice que hace drama, sino que le explica el porqué hace el drama, le dice que sea sensata con ella misma, que no se autoengañe. Ella piensa terminar con él, y lo dice como si fuera una amenaza, como si fuera la única mujer, él le dice que quiere buscar otro, porque ya está acostumbrada a eso, pero que le hable claro, que en eso no hay ningún problema, Prisciliano siempre le da donde es con la palabra, entiende un poco la psicología, y ella se siente descubierta, siente que engaña y se autoengaña. Entonces mete a su hijo como argumento, entonces él dice que si ahora se dio cuenta que tiene hijo, que su hijo es la excusa más hipócrita que tiene para ella poder seguir en su sinvergüenzura, pero que en verdad no lo quiere, él también hace su actuación. Estas palabras la penetran, son duras las palabras, pero cuando se habla con dureza y precisión, las personas entienden mejor, porque a la humanidad confundida hay que decirles las cosas como son, de manera apropiada. Discuten y discuten durante horas, a Prisciliano le parece interesante, pero desgastante, se apacigua el momento y hacen el amor. Esto se repite y repite con constancia, él sabe que entre más la escuche, mejor podrá descubrir qué es lo que quiere en verdad Jazmín. Otro método es la paciencia, él debe tener mucha paciencia para poder perseverar y lograr su cometido, que es que Jazmín reflexione más con cada palabra bien dicha, aunque sea una palabra que parezca insultarla, es una palabra bien dicha. Jazmín empieza a ofenderlo, y le dice inmaduro porque no es esclavo del sistema, entonces Prisciliano le responde con preguntas: “¿Será que es madurez meter cocaína, sabiendo todo el daño que produce la cocaína? ¿Será madurez no valorarse como mujer y creer que buscar hombres para el rato es ser maduro? ¿Será madurez confundir libertad con libertinaje? ¿Será madurez mentir para sacar provecho de algo? ¿Será madurez fumar cigarrillo sabiendo que me destruyo lentamente? ¿Será madurez depender de la marihuana para estar tranquilo? No, eso no es madurez. Yo soy maduro, y tú eres una inmadura." Esto penetra la mente de Jazmín, nunca le habían dicho inmadura, y Prisciliano comprendía que ella le decía inmaduro, porque pensaba que así se sentiría superior a él. Entonces él era la antítesis, y siempre fue su antítesis, pero una antítesis mordaz, con una locuaz sátira, una antítesis no para hacerla sentir chiquita, sino para ponerla a reflexionar, tratando él de convertirse en su espejo, para que ella se pudiese observar mejor.

Ella le habla de la realidad, y Prisciliano le pregunta con filosofía: “¿Qué es la realidad?" Esta pregunta resulta ser un muro mental para ella, porque nunca le preguntaron qué es la realidad. Ella piensa que la realidad de todo ser humano es como la realidad que ella vive, entonces descubre que todos tenemos distinta realidad, que cada quien es dueño de sus problemas, pero Jazmín es inteligente, y la coge rápido, solamente necesita una verdadera orientación. Le dice a Prisciliano que a él no le gusta trabajar, porque no obtiene la cantidad de dinero como los que van todos los fines de semana a los centros comerciales y gastan por montón. Por eso, él entiende que ella está un poco absorbida por el sistema aunque lo niegue con su proyecto, por eso él le hace otras preguntas: "¿Qué es el éxito? ¿Ganar mucho dinero y gastarlo? ¿Acaso el éxito es tener para pagar todos los servicios públicos? ¿Acaso el éxito es trabajar para pagar todos los gastos de la ciudad y vivir esclavizados y luego nos endulcen el oído diciéndonos que somos buenas personas por esto? ¡Huyamos al campo y sembremos nuestro propio alimento! ¿Cuál será el éxito para los ascetas?" Jazmín casi que nunca había tenido este tipo de conversaciones que la pusieran a pensar. Quizás el hombre que la sacó de su antigua vida le enseñó, pero era un hombre más absorbido por el sistema que hasta ella misma, tanto, que hacía parte de la burocracia. Entonces, cómo podía orientar a Jazmín, no podía enseñarle a pensar, porque cuando Jazmín empezara a pensar, se le iría de sus manos.

Con el paso del tiempo, ellos viven en conflictos, porque Jazmín es muy conflictiva. Ha dejado la cocaína, ha dejado de andar con personas que le brindan cocaína, y Prisciliano le pregunta: "¿Será que un verdadero amigo le brinda a uno cocaína? ¿Será que un verdadero amigo lo induce a fiestas sabiendo que tiene serias responsabilidades? ¿Será que un verdadero amigo lo ayuda a uno por interés? No." Prisciliano le responde todo con preguntas, porque sabe que las preguntas bien dichas ponen a reflexionar al ser humano. Porque esos son "amigos" que quieren que giren a su alrededor, y ella quería hacer lo mismo con Prisciliano, que él girara a su alrededor, ella le repite una palabra que Prisciliano en toda su sabiduría desconocía: ego. Ella vive repitiendo esa palabra, y a él nunca le interesó conocerla. Jazmín tiene un problema tremendo con la palabra ego, es una palabra que la atormenta, porque el ego es aún su espejo, pero es un falso ego, es una manera de supuestamente protegerse, ella cree comprender esta palabra, pero si la comprendiera, ni siquiera pensaría en esa palabra, por eso Prisciliano le dice que su mayor ego es: la humildad. Él es tan certero con la palabra, que con la palabra es con la que reconstruye a Jazmín, porque penetra su ser, su espíritu, y con la humildad desbarata todo su supuesto ego.

Jazmín quiere darse un tiempo, de hecho, ya llevan casi diez meses, en esos diez meses Jazmín ha cambiado bastante, para bien, ha cambiado con su hijo, con el padre de su hijo, le ha dado un mejor rumbo a su proyecto, porque la cocaína no la dejaba pensar con mejor claridad, se ha distanciado de la supuesta vida, que muchos creen que es vida, de las malas influencias. Entonces le dice a Prisciliano que quiere darse un tiempo, y él le pregunta que por qué, entonces le dice palabras concretas y ella le dice que no es por lo que él se imagina. Entonces Jazmín con su orgullo falso trata de ofenderlo, él sabe que lo hace a veces por sus delirios de grandeza, le dice que vio un hombre que le gustó, pero que no le hizo nada porque pensó en él, en Prisciliano, entonces sigue con su delirio de grandeza, él guarda silencio, ella le dice que busque otra, pero en el fondo ella no quería que él buscara otra, Prisciliano se da cuenta que ya Jazmín le ha aprendido sus métodos, pero él no usó esos métodos psicológicos para destruirla, sino: para su construcción como persona, entonces él la entiende, entiende que todavía quedan sus resabios del pasado, uno que otro hilo por halar de aquella neurosis. Y sin buscar, esa otra llega a él, y se acuesta con él, y luego le dice a Jazmín que estuvo con otra, le dice todos los detalles. Definitivamente esta vez Prisciliano usó un método macabro para hacerle ver a Jazmín que no es bueno tener falsos orgullos, y que no hay una mejor cualidad que la humildad.

Entonces a ella le duele mucho, pero fue lo que ella le pidió, esta circunstancia hace que ella empiece a doblegarse ante la cualidad de la humildad, y a dejar ese falso orgullo que la tortura, que es un resabio de su niñez debido a su trauma que está casi que superado. Luego Jazmín lo perdona, siente que lo ama, y esta vez no se atreve a decir que se busque otra, ni tampoco a decirle que le atrae otro hombre. Porque está aprendiendo la regla de oro, de no hacer a otro lo que no queremos que nos hagan a nosotros. Así que cumplen un año, Jazmín no puede creerlo, y durante todo este tiempo le ha sido leal a él. Definitivamente, Jazmín le sigue dando más giro a su vida, moralmente hablando, ahora entiende mejor, que la libertad no es libertinaje.

Ahora Jazmín tiene una perspectiva del mundo totalmente distinta, y siente nostalgia porque le hubiera gustado tener el razonamiento actual en el pasado que no supo manejar. Prisciliano ha logrado en Jazmín lo que ningún psicologo o psiquiatra pudo lograr, lo que el padre de su hijo no pudo lograr. Lo ha logrado Prisciliano, hacerle reflexionar en cuanto al daño que produce la cocaína, a mirar otros horizontes más sanos. Él lleva más de dos años con ella, ese es el tiempo que ella lleva sin consumir esta sustancia. Haber dejado la cocaína y otros elementos le ayudó para tener más claridad en la vida, por eso Jazmín logra organizar mejor las ideas de su proyecto, las encaja mejor, aunque todavía no es la perfección o excelencia, pero ella ha dado un gran paso, ya tiene las herramientas suficientes para seguir, para identificar lo correcto y lo que no es correcto. Jazmín no solamente deja la cocaína, sino que cree más en sí misma, porque conoce mejor la diferencia entre autoestima y orgullo, porque la autoestima es un amor propio que se tiene cada ser humano que logra conseguir esta cualidad, y es sana, en cambio el orgullo es algo falso, algo que también lacera el espíritu. Creer en sí misma es un inicio para poder desarrollar mejores cosas en la vida. Jazmín de cierta manera vive agradecida con Prisciliano, porque lo que ha logrado en ella no tiene precio. Prisciliano también reconoce que con Jazmín ha aprendido grandes cosas, se ha conocido mejor a sí mismo, ha logrado conocer mejor sus debilidades y fortalezas, porque es un tipo que observa, por ende, se observa a sí mismo.

Jazmín y Prisciliano han vivido un gran romance. Todavía discuten pero con más dialéctica, Jazmín ha aprendido a saber escuchar y a discutir con más tranquilidad. De cierta manera porque respeta a Prisciliano por el amor que ella le tiene, esta ha sido una gran ventaja para él, no para oprimirla ni para reprimirla ni para manipularla, más bien para liberarla, él no ha usado el amor que ella le tiene a su favor, no, él ha usado el amor que ella le tiene, pero a favor de ella misma, con el objetivo de que saliera del abismo, y pudiera superar gran parte de su pasado.

Ahora Jazmín tiene una estabilidad económica, y esta estabilidad económica la consigue por la estabilidad emocional. Está más centrada en su hijo, ha madurado de cierta manera, realiza reflexiones más serias y concretas, todavía tiene un toque de rebeldía, no es mala la rebeldía, pero la rebeldía debe ser con causa, no sin causa, algo que ella también ha logrado, porque antes su rebeldía era una rebeldía sin causa, por lo menos ahora tiene una rebeldía con razón de ser, y el toque de rebeldía que le queda, es un toque de rebeldía sin causa, que pronto logrará superar.

El padre de su hijo todavía la visita, a Prisciliano no le molesta que sigan con el vínculo, al fin y al cabo él es un extraño, un aparecido en la vida de Jazmín, además que es un libre pensador. Tanto así que Prisciliano alguna vez le dijo a Jazmín que volviera con el padre de su hijo, pero él no ha querido volver con ella. Sin embargo, al ver que Jazmín es una mujer distinta tanto en el pensar como en el actuar, el padre de su hijo se ha interesado nuevamente en ella, y le ha pedido volver, esto la pone en una encrucijada, porque ama a Prisciliano, pero se siente agradecida con el padre de su hijo, entonces ella le cuenta a Prisciliano, por un instante él se molesta, pero después recuerda que una vez le dijo que volviera con él. Prisciliano se ha encariñado con Jazmín, también la ama, y esto lo pone a pensar, soltarla sería sensato, él sabe que se puede enamorar de otra mujer, ya que no es la primera vez que se enamora y que se desenamora. Aunque Jazmín ha sido su relación más duradera, ha habido un gran aprendizaje de vida. Al fin y al cabo él quiso fue hacer una obra con Jazmín, darle un giro de casi trescientos sesenta grados, claro está, que ya Jazmín venía labrando eso, pero Prisciliano le dio un norte cuando tomó la dirección del barco, dándole color y brillo a la vida de Jazmín. Para Prisciliano es gratificante lo que ha logrado en ella, con su mente, con su psiquis, con su espíritu, se lo propuso y no perdió el tiempo, piensa que ella tiene la fortaleza suficiente para no seguir con él, para seguir creciendo sin su presencia, entonces le dice que buen viento y buena mar, más de dos años juntos han sido suficientes, por ese se retira y, dice: ¡Adiós!

 

 

 

 

Fin.

 

 

Atentamente: El Escribidor.

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