La Paz es mejor que la guerra…
La Paz es mejor que la guerra…
¿Cuál es mi pecado?
No soy vendedor de drogas,
Tampoco soy pandillero,
Ni ladrón,
Tampoco soy guerrillero,
Como muchos pregonan,
Ni estoy planeando hacer un atentado terrorista contra
alguien,
De quererlo,
Hace rato lo hubiera hecho,
Y solo, sin contratar a nadie,
Pero esa no es la idea,
Porque ni quiero arruinar ni tampoco arruinarme la vida de
esa manera,
Porque la Paz es mejor que la guerra,
Y mi método consiste en la dialéctica,
Sin embargo, mi discurso los asusta,
Los pone paranoicos…
Sé que mucha gente me lee,
Desde simpatizantes hasta detractores,
Desde capos, hasta capo de capos,
Sin embargo, no los conozco,
Y les agradezco que me lean,
Quizás hasta los detractores me admiren,
Así como los simpatizantes,
Porque detractores de todos los niveles hay,
Desde el barrendero hasta el magnate,
Así como simpatizantes,
Desde el mensajero, hasta el rico de más noble alcurnia.
Mi pecado ha sido reclamar justicia,
De que las cosas se hagan bien,
Sin embargo, es muy difícil,
Porque el ser humano es muy terco y orgulloso,
Y todo lo quiere resolver a las patadas,
Por eso, querer resolver todo a las patadas genera guerra,
Derramamiento de sangre…
Todos somos vulnerables a la muerte,
Algunos más cobardes que otros,
U otros más valientes hasta morir;
Sin embargo, hay muertes más escandalosas que otras,
Hay homicidios, magnicidios, el segundo pesa,
Hay crímenes imperdonables,
Sin decir que los otros no valgan,
Pero hay crímenes que generan más crímenes,
Y con el tiempo todos mueren.
Por eso, la Paz es mil veces mejor que la guerra,
Y querer la Paz no es cobardía,
Al contrario,
Querer la Paz es tener coraje,
De lo contrario, entonces hay que defenderse,
Para que el enemigo tampoco lo tome a uno por tonto.
Quizás las mafias quieran que yo ya no exista,
Incluyendo a máximos dirigentes,
Sin descartar a aquel que no se cansa de traicionarme,
Y de ser desagradecido conmigo,
Todos son sospechosos,
Hasta el de más pequeño problema,
Que los más poderosos utilizan,
Lo que sí es cierto, es que bajo cielo y tierra nada oculto
hay que algún día no llegue a saberse,
Entonces vendrá el lamento y crujir de dientes,
Y, a mí, que sigo siendo una leyenda viva:
Se me está acabando la paciencia…
Por José Antonio Támara León.
El Escribidor.
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