El Paraíso…
El Paraíso…
En
la imaginación está la verdad. La verdad está oculta en diversos lugares, y en
esos diversos lugares la verdad oculta es la misma. La imaginación es una de
los lugares que contiene la verdad.
El
paraíso es real, y no es inimaginable, sin embargo, muchos aún no logran
imaginarlo para verlo tan claro. El paraíso está cerca, es el paraíso porque su
paz y armonía es inconmensurable, ahí donde el agua tiene música y, todo
nuestro entorno cimbrea.
Está
más allá del átomo, es un recuerdo, porque el cielo no está arriba, ni abajo,
ni de lado, el cielo está más allá del átomo, y más allá del átomo logramos ver
a Dios sentado sobre su trono, Él es la energía dinámica que está en todas
partes, porque en todas partes hay energía, y donde hay energía está Él.
En
verdad somos imagen y semejanza de Él, no solamente por las cualidades invisibles,
sino que visibles también, es un cuerpo, pero no de carne y hueso, Él tiene luz
y muchos colores, Él también es materia, y todo lo que somos y hacemos está
hecho a su imagen y semejanza. También es espíritu, porque su energía es pura y
omnipotente. Él es más real que el diario vivir, porque es el formador de la
vida cotidiana, porque más allá del átomo está, como un logos, como un símbolo,
como una marca, es la esencia de todo, es la causa de todo aquello que ha
resultado ser.
Es
Inmortal, y su omnipresencia me ha quedado clara, está ahí, nunca se ha ido,
siempre ha estado con nosotros, sin embargo, lo hemos ignorado, porque hemos
estado ciegos. Ciego no es carecer de ojos materiales, ciego es no tener imaginación
para verlo, por lo menos.
Su
energía se mueve con fuerza, con furor, con carácter, con autoridad. Es Él la
base de todo, y en Él todo está sustentado, porque Él todo lo soporta, es el
Supremo, es la mente, es la Esencia del cosmos que reposa sobre Él.
Es
Él el Magnánimo, y su lugar de residencia es nuestro corazón, es ese Su templo,
ahí habita cuando lo encontramos, ahí es cuando corrobora su existencia.
Es
Él quien nos dará el paraíso, quien aliviará nuestro dolor, quien levantará a
los muertos, quien nos hará eternos, quien nos dará vigor, porque es Él la
perfección, la Excelencia, y ante Él los demonios se arrodillan y el Diablo se
rinde.
En
el paraíso no hay cabida para la codicia, ni para la envidia y la avaricia. Por
eso los opresores dirigentes de este viejo mundo no lo merecen, porque el
paraíso es el nuevo mundo, y en el nuevo mundo el padre de la mentira no
gobierna.
Ahí
se ama el conocimiento y la sabiduría, porque Él es sabiduría y conocimiento,
es el Anciano de Días, es el Señor por naturaleza, es Su naturaleza.
Su
basta energía se mueve con ira; Él es prepotente, celoso y no acepta rival,
porque como Él no hay otro y, es verdad, es imposible igualarlo, porque Él es
el principio y antes que el principio, es el ahora, Él es el siempre, por los
siglos de los siglos. Él es sensato.
Él
es el único capaz de encarnar y reencarnar, porque Él es vida, la fuente de
vida, es la Vida. La muerte no existe para Él, y si aceptas su Gloria: para ti
tampoco.
Él
es Generoso, complaciente, y su mayor orgullo somos nosotros, en eso Él se
jacta, porque le regocija el corazón, porque la tierra es el Corazón del
Universo, es la luz, es su propósito, es su ideal, es su joya preciada y
preciosa, y es ahí donde Él se vuelve esclavo de su propio invento, pero lo
goza, es su felicidad, es Su Grandeza.
Él
es una imagen poderosa y toda poderosa, está firmemente establecida por Él
mismo, por esencia misma. Su energía dinámica circula con rigor, es la
geometría de todas las cosas, el orden inamovible, las leyes, el criterio, la
moral, los valores y principios, la ética, la estética, por eso entrega la
forma de alguien sentado sobre un Trono, con Corona, Vara y el Pedestal que
sostiene sus pies, y desde ahí dirige todas sus obras dando instrucción a sus
escogidos, para desarrollar su mayor obra, la que le dará toda la potencia y
Majestad cuando el mal ya no sea más. Luce sus prendas de vestir con esplendor,
aquellas que hacen gala de sus lujos y riquezas, adornado con hermosas piedras,
porque es Él la riqueza del espíritu. Él es el paraíso, Él es la Libertad, Él
es el Amor, la compasión, la paciencia, Él es el Dios vivo, Él es Jehová, Señor
de los Ejércitos, de los miles de millones de miríadas, Él es el Todopoderoso.
De
José Antonio Támara León.
El
Escribidor y Poeta.
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