Cuento: El descuartizadero en Getsemaní…
En una esquina del barrio de Getsemaní, por la calle del
Guerrero, existe un edificio bastante tenebroso, está sin terminar porque la
institución que defiende el patrimonio histórico ha detenido la obra. Tendrá aquella
institución los argumentos suficientes para decir que esa es una obra que
atenta contra lo establecido. Algunos dicen que quienes dirigen esa institución
están enculebrados con el dueño del edificio. Se dice que el dueño es un tipo
vengativo, rencoroso, que ha estado involucrado en algunos crímenes, que le ha
hecho daño a la ciudad de Cartagena de Indias, porque junto con otros criminales
y delincuentes se ha robado el erario de la ciudad de una manera sofisticada. Actualmente
ese edificio le han puesto algunas láminas de zinc, algunos se preguntan que
para qué ponen esas láminas. Existe solamente el rumor, porque la gente le teme
mucho al dueño y tienen miedo de que los manden a matar.
En la otra esquina de este edificio se encuentra un lugar
donde la gente va a disfrutar, un lugar que se cree estar en Cuba, y que donde todo
es bastante costoso. Algunos dicen que dizque porque está cotizado ya que ese
lugar ha sido pisado por algunos famosos nacionales e internacionales. También
se ve tenebroso, pasa a oscuras, está todo cerrado, antes se podía ver hacía
dentro, ahora taparon todas las ventanas. Pero bueno, este lugar es vecino del
descuartizadero.
Le decimos el descuartizadero porque ahí descuartizan
gente, ya todo el barrio lo sabe, sin embargo apenas esto se divulga como un
rumor, un chisme; Esto no quiere decir que no sea cierto, la Fiscalía dirá que
hay que llevar pruebas, por eso nadie va a denunciar en la Fiscalía, porque a
pesar de que sea evidente la matanza de los matarifes humanos, la Fiscalía
siempre pide pruebas, aunque usted tenga vídeos que lo demuestren, aunque usted
vea entrar y salir sacos bastante extraños, para la Fiscalía siempre nada de
esto será suficiente. Porque a la Fiscalía usted le puede llevar las pruebas de
que lo violaron o la violaron, y la Fiscalía dirá que esas pruebas no son
pruebas, aunque a usted lo hayan o la hayan violado. Por eso la gente se abstiene
de poner una denuncia en la Fiscalía de este tamaño. Porque se dice que también
la Fiscalía se ha vendido, y al usted poner una denuncia de estas así, está de
manera indirecta comprando el boleto para el sepulcro, o para el
descuartizadero, y de paso para el aparato digestivo de los goleros, se
convertirá usted en una cagada de golero...
El descuartizadero es un nido de goleros, un criadero de
estas aves carroñeras. Esta es una excelente estrategia para los
descuartizadores, a veces la punta del edificio se ve llena de estas aves y
entran y salen por las ventanas, y ya todo el mundo sabe que cuando eso sucede
es que estas aves se están alimentando de la carne de algún muerto, pero humano.
Así desaparecen cualquier cadáver con facilidad, es más fácil darlos a comer a
los goleros, que sepultarlos, porque hay que hacer huecos, en cambio con los
goleros se digieren en sus aparatos digestivos, si queda algún hueso, ellos
(los descuartizadores) lo trituran con martillos, así se escucha el martilleo,
y ellos hacen parecer que están trabajando por dentro del edificio. Ellos creen
que nadie se ha dado cuenta, pero ya todos nos hemos dado cuenta. La gente se
pregunta: ¿Por qué habrán tantos goleros en ese edificio? ¿Por qué el dueño no
ha espantado a estos goleros? Seguramente son las mascotas del dueño del
edificio, y le gustan los goleros. A mí también me gustan los goleros; hay
gente que dice que a ese señor también le gustan las babillas, que en su finca
las tiene y a veces tira a sus víctimas para que las babillas las devoren. Esa
es su manera de no dejar rastros, es hasta mejor que ponerse a estar enterrando
gente. Y los goleros ya invaden las otras casas de Getsemaní.
En el pasado ocurrieron muchas cosas extrañas en Getsemaní.
Actualmente no dejan de ocurrir. Seguramente este barrio tiene algo fantasmagórico.
Quizá nunca dejen de suceder cosas extrañas, quizá será por eso que atrae a
mucha gente. Una noche pasé por aquel edificio, y escuché que tenían prendida
una máquina que sonaba como si fuera el de una pulidora. Y pasan y pasan
turistas por montones por esa esquina de la calle del Guerrero y Media Luna, y
pensar que todos ellos ignoran lo que ahí dentro ocurre, y van a celebrar su
paseo al bar que se cree cinco estrellas y de Cuba, mientras el descuartizadero
de Getsemaní continúa existiendo.
De Antonio Támara León.
Escribidor y Poeta.
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