Para los gabofilos...

Yo también fui gabofilo, pero... He dejado de serlo, porque he despertado,

He salido de la nimiedad.

Lo siento si he tocado a su becerro de oro,
Pero, es que yo no soy idólatra.
Uno que otro intelectual gabista lo defiende con argumentos,
Pero otros, son como las ovejas de Álvaro Uribe Vélez Ochoa.
Señores, mundo, ¡Cuánto daño le ha hecho Gabo a la humanidad!
Encerrarla en un laberinto sin salida.
¿Acaso tengo yo que elogiar lo que no me parece?
Porque la humanidad es tan ingrata y apasionada, que pronto dirán que Gabriel García Márquez superó a Cervantes,
¡Cuánta locura!
Es decir, para ser intelectual, sabedor de literatura, hay que alabar a Gabriel García Márquez,
De lo contrario, serías ignorante, o charlatán, para ellos, para los veneradores.
Hay escritores que entre ellos se tiran rosas o flores, una margarita, un bello clavel,
Y pasan los años y se dan trompadas también,
Como aquel poeta del Caribe colombiano que trompeo a otro por poetastro.
Así pasó con un amigo del susodicho,
Y uno dice, cómo puede ser posible, si su tésis doctoral se basó en uno de sus libros,
Y cae en la cuenta y dice: seguramente la tesis fue de joven,
Y la trompada ya de grande, en todo su despertar, ironía...
Seguiré haciendo crítica a la obra del Gabo, porque si paro, seguiremos desconociendo a los verdaderos, enterrándolos en el olvido,
Sería gran pesar, porque han sido mejores y más trascendentales en su espíritu,
Alejados de la vanidad del mundo y su propaganda superflua.
Seguiré avanzando en mi crítica aunque me caigan millones,
Ya que cada día y cada noche la construyo y reconstruyó cada vez mejor,
Y serán durante todos mis días, hasta lograrlo.

De Antonio Támara León.

Escribidor y Poeta.