Tú me Estremeces
Te contemplo solamente, y tú me estremeces. Más allá de querer metértelo, de que entre tú y yo exista una penetración, así como injustamente cualquier hombre piensa de inmediato con la cabeza de abajo: tú me estremeces. No es necesario tener sexo, sólo con verte ya tú me llenas, ¡imagínate haciéndonos el amor!: me estremecerías más todavía. Me sentiría plenamente pleno. Qué tienes tú, ¿qué tienes? Te abrazo fuerte, y te beso, y te huelo, y yo empiezo a vibrar, mi corazón acelera, y retumba, y siento tremenda felicidad. Será que estoy volviendo a experimentar la belleza del verdadero amor, ese amor que no necesita del coito para ser verdadero, porque el amor verdadero es el reflejo de un verdadero espíritu. Nosotros hablamos poco, usamos el lenguaje del silencio, y nos decimos mucho. Pero, ha llegado el momento para que hablemos seriamente, y aclaremos qué es lo que sentimos, si es que aquí se puede cultivar algo extraordinariamente bello, o si mejor nos seguimos reprimiendo, y seguimos renunciando a todo lo que tú y yo podemos lograr juntos. A mí me gusta mucho el arte, lo siento en mi ser con tremenda fascinación, y cuando yo te veo siento que el arte está en mis manos, en mis brazos, en mi piel, en mis labios, y quiero hacerte un hijo, me dan tantas ganas de hacerte un hijo, no porque te quiera comer como vulgarmente dicen por ahí, es que me dan muchas ganas de hacerte un hijo, o una hija, porque te siento pura, encantadora, eres la divinidad personificada. Pero el asunto aquí no radica de que tú me estremezcas, yo necesito saber si tú al verme algo te vibra, si tu clítoris empieza a palpitar, si acaso los piquitos de tus tetas se paran o erectan, si acaso tú al verme te vienes en flujo vaginal, porque cuando yo te veo a mí se me para, digo: se me estremece todo, y yo necesito saber si a ti se te estremece una pizca de algo, porque si es así, entonces yo me voy a encargar de que ese sentimiento crezca más, para estremecerte toda, para que el deseo sea mutuo, y lo hagamos con ganas, y muchas ansias, con mucha devoción, como Dios manda, como el Magnánimo manda.
¿Qué tienes tú? ¿Qué tienes? Me hago tantas veces esa hijueputa pregunta, y me es muy difícil encontrar la respuesta porque tú me confundes. Yo siento que me amas cuando me abrazas fuerte y no me quieres soltar, y te das cuenta que yo tampoco te quiero dejar ir, pero te vas, porque no podemos estar todo la vida abrazados, y a mí me queda esa sensación tan placentera, y por eso en estos días te he pensando más que en otros, tienes una fuerza en mí, porque yo siento que me amas, pero eres testadura, el orgullo no te deja declarármelo, o bueno, ya lo has dicho, pero no me convenzo tanto porque la acción es distinta, a mí no me da pena decirte que me estremeces, ni miedo, ni nada, quizás alguna vez tuve un poco de orgullo, pero lo he dejado de lado. Sueño contigo muchas veces, eres un deseo incrustado en lo más intrínseco de mi ser. Y como te digo, me gusta mucho el arte, por eso quiero leer un libro contigo, escribir un cuento o un poema, o una novela contigo, para llevarla al cine, y ponerle música de fondo, porque quiero escuchar música contigo, y pintar, y dibujar, porque el arte nos une, la Literatura, es que leemos mucho, ¡qué cosas en común! Vamos a estremecernos, estremezcamos al mundo, al universo, vibremos. Hagámonos uno. Hazme sentir algo más profundo, que con tu mirada me haces sentir. No hallo mujer que me mueva las cuerdas como tú me las mueves.
De Antonio Támara León.
Escribidor y Poeta.
¿Qué tienes tú? ¿Qué tienes? Me hago tantas veces esa hijueputa pregunta, y me es muy difícil encontrar la respuesta porque tú me confundes. Yo siento que me amas cuando me abrazas fuerte y no me quieres soltar, y te das cuenta que yo tampoco te quiero dejar ir, pero te vas, porque no podemos estar todo la vida abrazados, y a mí me queda esa sensación tan placentera, y por eso en estos días te he pensando más que en otros, tienes una fuerza en mí, porque yo siento que me amas, pero eres testadura, el orgullo no te deja declarármelo, o bueno, ya lo has dicho, pero no me convenzo tanto porque la acción es distinta, a mí no me da pena decirte que me estremeces, ni miedo, ni nada, quizás alguna vez tuve un poco de orgullo, pero lo he dejado de lado. Sueño contigo muchas veces, eres un deseo incrustado en lo más intrínseco de mi ser. Y como te digo, me gusta mucho el arte, por eso quiero leer un libro contigo, escribir un cuento o un poema, o una novela contigo, para llevarla al cine, y ponerle música de fondo, porque quiero escuchar música contigo, y pintar, y dibujar, porque el arte nos une, la Literatura, es que leemos mucho, ¡qué cosas en común! Vamos a estremecernos, estremezcamos al mundo, al universo, vibremos. Hagámonos uno. Hazme sentir algo más profundo, que con tu mirada me haces sentir. No hallo mujer que me mueva las cuerdas como tú me las mueves.
De Antonio Támara León.
Escribidor y Poeta.
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