Reseña sobre “El perseguidor,” de Cortázar… (28/08/2’024)

Reseña sobre “El perseguidor,” de Cortázar… (28/08/2’024)

Johnny es un saxofonista afro que tiene un talento bastante innato para tocar Jazz. Es de esos artistas que se descuidan, quizá porque no están preparados para resistir sus dones, son conscientes de ello de una manera básica pero no profunda. No le interesa la grandeza, vive el día a día y la noche a noche, a veces tiene buenos contratos como a veces no. Pasa malos momentos, tiene una pareja de nombre Dédée, a la que quiere dejar, y a pesar de ser fino para la música no deja de ser un chabacano con la sexualidad, es un animal en el sentido brusco de la palabra que solamente quiere aparearse, malgasta su energía y no se dedica bien al amor. Tiene una amante marquesa que le colabora y a la que llaman Tica. Tiene Johnny amigos que lo admiran, o más bien admiran su talento, difícil decir si su persona. Graba discos o canciones. Su amigo Bruno ha escrito su historia y piensa llevarla al cine con nada más y nada menos que Hollywood. No sé si decir que Johnny está frustrado, pienso que siente un vacío, porque el talento no le da inteligencia, simplemente es un talento y ya que la gente tiene, sin embargo, psicológicamente no saben dominar su vida, no saben qué hacer con su vida, no porque no puedan, porque con tanta influencia y amigos así no es para que Johnny viva en la miseria, entonces busca un refugio en la droga, consume bastante, y cuando eso pasa en un artista es porque no tiene la capacidad de reflexión y de análisis y de interiorización, lamentablemente conozco a muchos así que quieren llevar la vida como Baudelaire, o Rimbaud, o Raúl Gómez Jattin, o Bukowski, o entre otros, peor aún porque no tienen la grandeza de las obras de los anteriores, no obstante, no siguen sus obras, sino que, su estilo de vida, porque una cosa es el estilo de vida del artista y otra su obra, y creer que del artista hay que admirar también el estilo de vida pendenciero o desidioso es un error, porque el ser se estanca, no crece más allá del objetivo como persona, porque aunque su obra esté llena de una bella magia blanca, su estilo de vida es negativa como una magia negra, y creer que así debe ser el artista es estar equivocado, porque lo confunden con bohemia, porque más importante que la obra es la persona, porque la obra no es eterna si un día o una noche el fuego quema todas las obras que el ser humano ha hecho, sin embargo, si el ser humano ha pulido su vida, su existencia, entonces, será inmortal, porque aunque explote la tierra, su cuerpo mental estará en otras dimensiones, la obra es lo que uno mismo hace de su mismo ser, la obra es uno, y entregar nuestra obra al mundo es simplemente un cultivo para cristalizarnos mientras desarrollamos nuestro logos para edificar nuestro camino e iluminar la trayectoria de nuestra búsqueda. Al final Johnny muere, queda su obra, sin embargo, su alma pena en la oscuridad, o simplemente dejó de existir, atrasando la posibilidad de trascender hacia los astros. Y recuerden que, cuando uno lee un libro, o un periódico, o una revista, o un artículo, o hasta una frase profunda, uno no volverá a ser el mismo, lo digo por experiencia, porque la experiencia no se improvisa.

Atentamente, El Escribidor de La Loma del Diamante.