Yo no pertenezco a esa izquierda… (16/06/2’024)
Yo no pertenezco a esa izquierda… (16/06/2’024)
Pertenezco a una izquierda ideal,
no a esa izquierda mamerta que tiene como ídolo a Gabriel García Márquez,
y que por eso se siente importante e intelectual,
no soy de esa izquierda tan mamerta como la derecha corrupta.
Soy de una izquierda que no se exilia,
que no se siente importante aunque lo sea,
que si se va del país no es por miedo, ni para huirle a la muerte,
sino que de vacaciones, de paseo, para conocer al mundo.
Soy de una izquierda libre, fluida,
de una izquierda sin partido, sin hipócritas,
porque yo milito en la verdadera izquierda,
esa izquierda que no tiene lugar, ni color.
No de esa que brilla como el oropel más puro y barato,
no de esa izquierda lambona y falsa,
sino que de la de verdad verdad.
No soy de esa izquierda gomela o pupi,
o que más bien se las tira de gomela y de pupi,
de la izquierda clase media,
porque hasta los más ricos de la izquierda resultan ser más sensatos.
No pertenezco a esa “élite” arribista y creída,
clasistas sin abolengo ni alcurnia, por eso me caen más mal todavía, pseudoaristócratas de izquierda,
que le dan más importancia a la fama y a la gloria que a la verdadera causa,
porque cuando un verdadero izquierdista tiene una justa causa,
la fama y la gloria le llegan por añadidura, y no porque sea ese su objetivo,
no pertenezco a ellos, porque no los necesito, más me necesitan ellos a mí,
porque con ellos hay miles de razones para ser arrogante y prepotente,
aunque sería mejor llamarle dignidad y honor y justa causa.
No soy de esa izquierda que ni hace ni deja hacer,
que solamente quiere figurar y ser protagonista,
y que creen que uno está en esa misma sintonía,
porque ladrón juzga por su condición,
porque piensan que uno tiene su misma intención o pretensión,
porque es una izquierda que no es de ninguna izquierda,
amantes del dinero injusto, del poder, de los contratos del Estado,
es una izquierda vendida,
que se parece a la derecha buscando intereses personales.
Una izquierda que daña los procesos de los verdaderos revolucionarios,
de los que combaten, combatieron y combatirán,
de aquellos que derramaron su sangre en el suelo clamando al cielo desde la tierra,
esa izquierda que hereda las luchas para desprestigiarlas,
esa izquierda que no está dispuesta a morir si es necesario,
sino que espera que mueran los de la verdadera izquierda,
para ellos alzar la bandera como si fuera su sangre la caída.
¿En manos de quién ha caído la izquierda?
Atentamente, El Escribidor de La Loma del Diamante.
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