Los muertos en el Canal del Dique…
Los muertos en el Canal del Dique…
Aquí nos encontramos, en las profundidades del Canal del
Dique,
Nuestra sangre confundida con el agua clama a ustedes los
poetas,
Nuestros cadáveres también están enterrados a sus
alrededores,
Estamos en pilas, en fosas comunes, nosotros no llamaríamos
a esto un cementerio,
Porque el cementerio tiene sus nichos, sus tumbas, y sus
nombres,
Esto es una zona de horror, algo terrible, porque no somos
más de doce mil,
Somos más de veinte mil seres penando bajo las aguas y los
bordes del Canal,
Ustedes han bebido en sus casas el agua que tiene nuestro
sabor,
El sabor de nuestros cuerpos pudriéndose, el aroma de
nuestra sangre,
Necesitamos que nos hallen, que nos descubran, que se haga
Justicia,
Para luego descansar en Paz.
Mientras tanto, seguiremos atormentando a nuestros
asesinos,
Algunos, están ya aquí con nosotros,
Otros andan sueltos, en total libertad.
Nos descuartizaron también,
Hemos sido alimentos para goleros, y para los peces,
Seguramente, usted los ha comido cuando los pescan y se los
venden,
Seguramente, usted ya está vinculado con nosotros de cierta
manera…
Mientras el resto del mundo lo ignoraba,
Mientras Cartagena de Indígenas era playa, brisa y mar,
Aquí nos torturaban a nosotros.
Nuestros huesos están llenos de arcilla,
Al barro hemos regresado,
Porque polvo somos remojado con las aguas del Canal del
Dique.
Escuchen todos ustedes, nuestros asesinos,
Lo que ‘El Escribidor’ escribe, que de nosotros escucha,
El vidente que ustedes quieren matar,
Y arrojarlo aquí con nosotros,
Sin embargo, no lo permitiremos,
Porque somos un ejército en el inframundo,
Primero caerán todos ustedes,
¡Qué la voz de este Poeta! ¡Nuestra voz!
Él será nuestro instrumento,
Con él haremos que todos ustedes tengan pesadillas,
Y recuerden cuando nos estaban asesinando,
Para que la conciencia les estalle,
Y sufran de insomnio,
¡Recuérdennos! ¡Recuérdennos!
¡Lo decimos en coro a viva voz!
¡Y al unísono!
¡Digan la verdad!
De lo contrario, los vamos a enloquecer,
Desearán con más rigor no haber nacido,
Preferirán la muerte que nuestro tormento,
Preferirán el Gehena más que el Hades,
Porque nuestras muertes no quedarán impunes,
¡Matones de inocentes!
Por José Antonio Támara León.
El Escribidor.
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