Te extraño…
Te extraño…
Hoy te recuerdo,
Con mucho cariño, con mucha nostalgia,
Con dulzura, con aprecio, con ternura,
Llegaste cuando tenías que llegar,
Yo no te busqué,
Tú llegaste a mí.
En ese momento,
Tú no conocías mi dolor,
Quizá te diste cuenta,
O quizás eso fue lo que te atrajo,
Cuando a los ojos nos miramos,
Observaste mi corazón,
Porque me lo dejaron vacío,
Cuando me lo humillaron,
Cuando lo desangraron,
Cuando quisieron hacerlo sentir culpable,
La prepotencia que da la ignorancia,
O el orgullo falso,
O quienes se sienten el centro del universo,
Y que giren a su alrededor,
Que dicen ser los que más amor dan.
Sin embargo,
Tú llegaste a hacerme feliz,
En el preciso momento indicado,
Como si te hubieran dicho,
Que me sanaras por dentro y por fuera,
Enviada por el Magnánimo Jehová.
Nada me exigiste,
Ni siquiera amor,
Todo fluyó sin presionar.
Dijiste:
“Me quedan tres días”,
Y yo te dije que bueno,
No obstante,
Aplazaste el vuelo por mí,
Y te quedaste una semana.
No te querías ir,
Y yo no quise que te fueras,
Sin embargo,
Debías continuar con tu proyecto,
Así como yo con el mío.
Dijiste: “Yo regreso”.
Y yo sin ninguna esperanza dije:
“Bueno, pórtate bien, amor”.
Eres tan diferente,
Y tan igual a mí,
Por eso he querido contigo casarme.
La más bella y hermosa de todas.
¡Cómo te extraño!
Después,
Cuando vieron que me amabas,
Me empezaron a valorar quienes me dejaron,
Porque hay quienes valoran,
Cuando ya lo pierden a uno.
Espero que vengas,
O, de lo contrario,
Yo iré a ti,
Para que pase lo que tenga que pasar,
Y si estás con otro y yo con otra,
Que nuestra intención sea:
Solamente volvernos a ver.
Gracias por curarme,
Nadie como tú, para mí, amor.
Por Antonio Támara-León El Escribidor.
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