Medio siglo de: Cóndores no entierran todos los días…
Medio siglo de: Cóndores no entierran todos los días…
Hoy, 27 de agosto, se cumplen
50 años de la novela ‘Cóndores no entierran todos los días’, obra que a la edad
de 25 años metió dentro de los titanes de la Literatura Universal a Gustavo Álvarez
Gardeazábal en el año de 1971, y en mi opinión personal, más trascendental y enigmática
que ‘Cien años de soledad’ de Gabriel García Márquez, porque es sucinta, y no
está inundada de perífrasis, dice lo que debe decir y, si a Gardeazábal no le
han dado el premio Nobel, es porque no ha sido amigo de Fidel Castro ni del ex-rey
Juan Carlos Borbón, así de sencillo, ya que no lo ha necesitado y quizá no ha
sido de su interés, quizá por eso nos hemos entendido, ya que no buscamos ni
fama ni gloria con lo que escribimos, ella llega sola y por añadidura, sin
siquiera habérselo propuesto, sino por nuestro inquietante amor a la humanidad.
Esta novela la leí hace más de diez años. Lo que pasa es que mi madre compraba libros cuando ella estaba en el colegio, no había nacido yo. Un día le pregunté que para qué los compraba si no los iba a leer, y me dijo: “Para que tú los leyeras”, sabia respuesta que me dio, sin embargo, ella sí los leía pero nunca los terminaba. Y dentro de todos esos libros de la Literatura colombiana, se encontraba ‘Cóndores’, el cual leí hace más de 10 años. Yo acostumbro a leer primero la biografía del autor y, observé que aún vivía, por eso a mí mismo me dije: “Tengo que conocer a este señor algún día”, por eso he comprobado que verdaderamente la palabra tiene poder.
Yo solamente pedí al destino conocer a este personaje, una foto para la historia y ya, le quería solamente decir que su obra me parecía magnífica, nunca pedí a la vida que me diera una amistad con el Maestro, sin embargo, al que le van a dar le guardan doblemente, porque nació una amistad y más, es como un tutor, un padre adoptivo en el que se ha convertido para mí en el ámbito de la Literatura, que, es un honor que el Maestro me dé honores con sus elogios, por ejemplo, fue uno de los patrocinadores y alcahuetes que me respaldó la idea cuando dije de que la ‘Champeta es un género literario’, ya que también él ha sido irreverente, y alguna vez me dijo: “Usted está peor que yo”.
¿Pero cómo conocí a Gardeazábal?
Bueno, alguna vez Garcilaso De La Vega me invitó a la II Feria Latinoamericana
del libro de Cartagena de Indígenas, un proyecto que él impulsa con otros de
sus amigos, entre ellos está Gabo, sobrino del Gabo que se quedó en Macondo y
que de ahí nunca quiso salir, y metió a un montón de gente en su embrujo. Pero
bueno, yo fui, tuve la oportunidad de recitar un poema, y para el cierre de
esta Feria, el Poeta Pedro Blas Julio Romero me pidió el favor para que le
hiciera la presentación de un libro a una amiga Poetisa. Así que fui, pero yo
no sabía que Gardeazábal haría la presentación de su libro ‘La misa ha
terminado’, para mí fue una sorpresa, o quizá un complot de algunos amigos
escritores y poetas, porque esto fue mucha casualidad del destino. Entonces
observé entrar a Gardeazábal al recinto, y me asombré de mí mismo recordando
las palabras que me dije hace más de 10 años, por los asuntos esotéricos de la
vida, la metafísica de la existencia, es bastante extraño. Por eso me dije, que
el destino me estaba dando esa oportunidad y que era ahí o nunca, porque entendí
de inmediato el mensaje del más allá, del Cosmos que va haciendo realidad
nuestras ideas.
El Maestro es ateo, y yo creo
en Jehová, quizá yo sea demasiado radical y me considere políticamente de
izquierda, el Maestro dice que es un anarquista de derecha, al final resulta
siendo lo mismo, porque para vivir en una anarquía, el ser humano debe
trascender demasiado, debe saber vivir fraternalmente, respetando a su
semejante así como quiere ser respetado también, eso es el paraíso, el
verdadero comunismo, que no está ni en Rusia, ni en Cuba, ni en China, no
existe, y lo contrario a esto, es el terror, el capitalismo disfrazado de emprendimiento
cuando en realidad es una riqueza adquirida con la explotación de otros, con el
dolor de otros, con el derramamiento de sangre, es una riqueza mal habida, es
una falsa riqueza moralmente hablando, porque no ha nacido de la honestidad, ni
de la ética. Y de acuerdo a las posiciones diferentes que tenemos, yo debería
ser el ateo y el Maestro el que cree en Jehová, porque así lo entiende el
mundo, porque el mundo todo lo entiende mal.
No obstante, regresándome a la
Feria, Walter Caicedo la dirigía, y entrevistaba a Gardeazábal, también estaba
Gustavo Tatis Guerra, más gabófilo que el carajos. Así que procedieron a darle
la palabra al público, yo alcé la mano de inmediato, solamente querían
preguntas, y yo dije que lo mío no sería una pregunta, sino un comentario, me
paré de frente y le comenté a Gardeazábal que en realidad el único libro que me
leí de él fue ‘Cóndores’, porque era el único que conocía, ya que ese título yo
se lo había metido al contenido de uno de mis libros, leído por mis amigos y
muchos más. ‘Albastardo’, es uno de mis libros, donde los protagonistas son los
godos y los libertinos, la misma vaina todavía, y que Albastardo, el protagonista
principal le pidió a los godos que le dieran el aval para aspirar a la
gobernación de su región, pero los godos dijeron que no le darían el aval a un
emergente sin clase, porque mancharía después su partido y su alcurnia, entonces
bastardito se emputó y le quiso hacer la guerra a los godos, sin embargo, los
tíos de bastardito (El Clan Ominoso) le dijeron que se quedara quieto, que no
era para tanto, además que en toda la Tierra de Colón había un dicho que decía:
“Cóndores no entierran todos los días”, ni siquiera yo terminé de decir lo
último, cuando el mismo Gardeazábal se la pilló y pronunció él mismo el título
de su libro magno. De cierta manera, y pensándolo ahora, Albastardo es el mismo
León María Lozano, pero con más poder, con más sagacidad, y más sanguinario. ¡Qué
miedo!
Después Gardeazábal me dijo
que cómo se conseguía ese libro, y yo le dije que se lo podía enviar en PDF, me
dio el correo electrónico, se lo envié la misma noche, al día siguiente me
escribió para decirme que se había devorado el libro, me invitó a un café, me
dijo que debía investigar algunas cosas, y que yo era muy evidente, entonces yo
le dije que esa era la idea, que se notara quien era el personaje real. También
me dijo que yo lo había escrito era para que la gente se riera, que estaba bien
también, y ese fue en realidad mi verdadero interés, por eso quizá no
investigué los verdaderos sucesos al pie de la letra, sino que me inventé
muchas cosas e hice de Albastardo un personaje malévolo, asunto que el Maestro comprendió
a medida que lo iba leyendo… Me regaló varios libros con su firma, nació una
amistad, y cada vez que venía nos veíamos, me invitaba a cenar en el Arrabal, y
lo convencí para que apoyáramos al desagradecido de William Dau Chamán, digo,
Chamat, para que ganara la Alcaldía de Cartagena de Indígenas. Y en campaña él
me dijo: “Támara, te he estado observando, y te veo muy apasionado con Dau, no
crea en políticos, se lo digo por experiencia, porque a mí me han defraudado”,
y yo le dije que Dau era diferente, pero resultó siendo la misma mierda.
Por José Antonio Támara León.
El Escribidor y Poeta.
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