Tú me Estremeces
Te contemplo solamente, y tú me estremeces. Más allá de querer metértelo, de que entre tú y yo exista una penetración, así como injustamente cualquier hombre piensa de inmediato con la cabeza de abajo: tú me estremeces. No es necesario tener sexo, sólo con verte ya tú me llenas, ¡imagínate haciéndonos el amor!: me estremecerías más todavía. Me sentiría plenamente pleno. Qué tienes tú, ¿qué tienes? Te abrazo fuerte, y te beso, y te huelo, y yo empiezo a vibrar, mi corazón acelera, y retumba, y siento tremenda felicidad. Será que estoy volviendo a experimentar la belleza del verdadero amor, ese amor que no necesita del coito para ser verdadero, porque el amor verdadero es el reflejo de un verdadero espíritu. Nosotros hablamos poco, usamos el lenguaje del silencio, y nos decimos mucho. Pero, ha llegado el momento para que hablemos seriamente, y aclaremos qué es lo que sentimos, si es que aquí se puede cultivar algo extraordinariamente bello, o si mejor nos seguimos reprimiendo, y seguimos...